
Los asesores
Adivinen a qué me voy a dedicar, cuando ya la prensa corrugta desaparezca y solo sea la prensa impoluta la que nos informe las maravillas de la revolución: seré un asesor. Asesor presidencial, asesor ministerial, asesor de banquero que aspira a ser político, asesor de alcalde o asesor de cualquier cosa. ¡Qué trabajo tan sencillo y divertido! Se gana bien, se viste bien, se vacila bien. Un asesor es aquel que tiene poder de convencimiento sobre la persona que, efectivamente, tiene el poder de tomar decisiones que nos friegan, digo, nos benefician a todos. Y que, además, tiene la lengua tan hábil que convence a su pobre asesorado de cometer las más variadas y pintorescas actividades que nunca antes imaginaron que podían realizar.