Urge separar la paja del trigo

Comunicado de la Asociación Ecuatoriana de Editores de Periódicos

Los cotidianos crímenes por sicariato son la señal de que una tragedia crece en Ecuador. La captura de drogas indica que el país se convirtió en un lugar clave para mafias internas y externas. Un informe oficial del Ejército y el llamado del ministro de Seguridad Interna y Externa a las Fuerzas Armadas para que participen en la lucha contra el crimen organizado y el narcotráfico, muestran la gravedad de la situación.

El sufrimiento que causa cada día la delincuencia común en todo el país, el dolor de miles de familias que sufren por las inundaciones y otras secuelas del invierno, la angustia de centenares de miles de compatriotas sin trabajo o subempleados, son parte de una agenda pública que nos involucra a todos.

¿Se puede decir, ante esta realidad -heredada en buena medida por el Gobierno del presidente Rafael Correa- que los medios de comunicación son el peor mal para el Ecuador, como sostiene la propaganda oficial? ¿Puede el Gobierno seguir manteniendo tamaño desatino ante las evidencias? Hay guerras estériles y el Gobierno debería poner fin a la que declaró, por motivos que solo él conoce, contra los medios de comunicación que no controla. Tras cinco años empeñado en esa brega y un año de juicios en contra de Diario EL UNIVERSO y de los periodistas autores del libro El Gran Hermano, costosos para todos, el Gobierno debería convenir en que al margen de las diferencias democráticas que todos los ciudadanos podemos tener, hay una agenda pública, mínima si se quiere, pero esencial para el destino de todos.

Los ciudadanos saben que un país pequeño, con enormes problemas pendientes e impresionantes retos por delante, no puede darse el lujo de convertir la escena pública en un tablado circense. Hay momentos en que, por la trascendencia de lo que está en juego, debemos saber separar la paja del trigo.

Estos problemas que encara el país no han cambiado sustancialmente. Pero, algunos de ellos son hoy más profundos. La responsabilidad pública del Gobierno y la de todos los ciudadanos, incluidos los medios de comunicación, es saber sopesar esos momentos. Este es uno en el cual hay que mantener las diferencias con altura y, ante las urgencias, obviar las guerras insustanciales. Ese es el giro al cual estamos convocados todos y, en primer lugar, el Gobierno del presidente Rafael Correa.

Nadie niega la importancia de la acción gubernamental en el frente social, que ha permitido mejorar algunos de los índices estadísticos entre la población más desfavorecida; tampoco puede ser soslayado el empeño puesto en optimizar la red vial. Sin duda, el Gobierno seguirá poniendo énfasis en esos temas, y en otros, que a sus ojos simbolizan su buena gestión. Está en su legítimo derecho. Como lo están otros sectores políticos o sociales que cuestionan, por ejemplo, el uso político que se da a esas obras, o preguntarse por la eficacia de ciertas políticas a la luz del volumen de inversión realizada. Esas diferencias son lógicas y poderlas expresar hace parte de la convivencia democrática. Son los ciudadanos, con buena información y libertad para encontrarla donde les parezca, quienes premian a los gobiernos o buscan otras alternativas y relevos.

Nada de eso puede cambiar. El giro, al cual la situación del país nos convoca, consiste en privilegiar la agenda pública (que no es únicamente del Gobierno) y asumir la grandeza cívica de entender que el país y su destino nos conciernen a todos. La competencia debe ser de ideas y de interés por los problemas de fondo, y no de ofensas ni descalificaciones.

Las urgencias que saltan a los ojos, obligan a pensar que el país necesita una esfera pública tolerante y pluralista en la cual nadie se crea dueño de la verdad. Y nadie ridiculice o escarnezca a nadie por aportar con críticas o propuestas. Todos somos ecuatorianos.

Claro que el Gobierno, por la legitimidad obtenida en las urnas, está llamado a liderar las políticas. Pero también a crear condiciones para que, mediante debates francos, afloren las mejores soluciones para todos los ecuatorianos, provengan del Gobierno o de otros sectores políticos o ciudadanos.

Los medios de comunicación favoreceremos esa competencia de ideas y soluciones. Y reiteramos la exigencia de poner fin a la campaña gubernamental en la cual nos presenta como los peores enemigos del país. Los enemigos de los ecuatorianos son otros: el narcotráfico, la pobreza, la falta de oportunidades, las inundaciones…

Llamamos a todos los ecuatorianos a actuar en consonancia y redoblamos nuestro compromiso de aportar con ideas y soluciones a los problemas del Ecuador.

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