
Por Gustavo Domínguez
Quito, Ecuador
Durante la semana que pasó, el Ecuador se vio polemizado por dos renuncias. La primera, la del presidente Correa, quien anunció su retirada oficial a participar de la VI Cumbre de las Américas. Cumbre, que finalmente probó su fracaso. Mas allá de servir de escenario para una que otra escaramuza interesante, liderada por las noticias de la mala conducta de los funcionarios del servicio secreto destinado a proteger al presidente Obama, la retirada apresurada y molesta de la Cumbre de la presidenta argentina y la agresión verbal del Canciller Maduro al presidente norte americano, no nos dejó al continente ningún acuerdo beneficioso a corto ni mediano plazo. Los diarios alrededor del mundo apenas le dedicaron unas cuantas líneas al evento, dándole mucho mayor protagonismo a los sucesos en Siria, a las conversaciones de Estambul, a las elecciones presidenciales en los Estados Unidos y a las celebraciones por el centenario del nacimiento del controversial padre de la patria norcoreana.
Una cumbre sin consensos, en la que lo único que nos quedó muy claro es que estamos verdaderamente lejos de esa soñada integración. Se sintió todavía al norte muy distante y mirando hacia otro lado. Sin dejar de reconocer la importancia comercial que nos une, se hicieron más claras las prioridades a los principios y su prácticas que nos separan.
La otra renuncia, que guardando las respectivas distancias, me atrevo a comparar con la conocida como “Guerra Buena”; donde los buenos muchachos de la coalición finalmente doblegaron a ideólogos absolutistas. La “Renuncia Buena”, la del vice canciller Lucas, debe ser una de las deserciones más esperadas por vastos sectores productivos del país, por funcionarios de carrera del servicio exterior, por periodistas, por una importantísima cantidad de ecuatorianos que simplemente no se podían ver representados por el ex funcionario Vicecanciller, y no dudo, que muy esperada también, por una importante cantidad de autoridades del mismo gobierno.
No se trata de dudar de las capacidades y convicciones del señor Lucas, pero su extremismo ideológico y sus cualidades comunicadoras inoportunas, seguramente serían más útil en áreas sociales o en las áreas que acreditan los numerosos diplomas listados en su hoja de vida, publicada en la página web de la Cancillería ecuatoriana.
Culpa el ex funcionario de su salida a otros miembros del gobierno a quienes insiste en identificar como representantes de la derecha, para quienes la estructura de sus grandes responsabilidades debe ir más allá que la cerrada teoría del pensamiento filosófico del señor Lucas. Lo que parece desconocer el renunciante Vice Canciller, es que a los funcionarios a quienes acusa de su caída son las cabezas responsables no solo de fortalecer el sector privado y productivo del país, si no también de abrir caminos para su crecimiento. Este sector, es un importante generador de divisas, empleos y tributos necesarios para mantener el presupuesto del estado. Sector esencial para la sobrevivencia y equilibrio de la economía ecuatoriana.
Deng Xiaoping, el gran líder de las reformas chinas, en 1962, en la Conferencia de Guangzhou sobre “Como restaurar la producción agrícola”, pronunció la que quizás sea su cita más famosa: «no importa si es un gato blanco o un gato negro. Es un buen gato si atrapa ratones”. Den Xioping se refería a la implementación de políticas que en esa época se consideraban enemigas de la filosofía misma del comunismo. Para Deng, lo que importaba era mejorar la producción para consecuentemente optimizar los niveles de vida de la empobrecida clase agrícola. Deng sobrevivió a las terribles purgas ideológicas comunistas para finalmente liderar un movimiento de cambio hacia el progreso y la apertura económica y comercial de China.
El Ecuador necesita en esos puestos claves de pensadores independientes, que compartan con el presidente Correa las mismas convicciones de responsabilidad social que tienen los sectores productivos así como el cambio necesario a modelos injustos donde solamente se beneficie al capital sobre el ser humano. Se requiere de funcionarios que logren entender la importancia de mantener el equilibrio entre la filosofía política, la economía y las relaciones internacionales. En la práctica, el funcionario saliente, solamente aprobó el primer requerimiento y no le quedó otra, que presentar al país su renuncia buena.
La cancillería necesita de una reorganización y este puede ser el inicio.
y la cabeza, cuando caerá?
Esa institucion la manejan como si fuera tienda de propiedad de ellos. Deben cambiar al jefe tambien
CUANDO UNA PERSONA LLEVA EL fanatismo MARCADO EN SU CORAZON CEREBRO YA no entiede otra razon que enterradas convicciones es un LASTRE
Recordemos:
La Ley de Personal de las FFAA, expedida en 1991 y publicada en el RO S660 de
10 de mayo de 1991, en su ART.- 3, decía:
“Art. 3.- Solamente los ecuatorianos por nacimiento hijos de padre o madre
ecuatorianos por nacimiento podrán ser miembros de las Fuerzas Armadas Permanentes;
se excluyen de este requisito a los empleados civiles de origen extranjero que,
con contrato y por necesidades de servicio, se incorporen a las Fuerzas Armadas
Permanentes.”
No sé si esta ley siga vigente pero notemos que ya se consideró en el pasado la
necesidad de que para ciertas funciones, era necesario el requisito de ‘ecuatoriano
por nacimiento’; para la revolución ciudadana, el único requisito necesario es
que el candidato comulgue con las ideas del gobierno, no importa si es
extranjero, guerrillero, terrorista.
A Rasputiño, quien, ahora no será enjuiciado políticamente por el caso de la narcovalija, le
considero reo de haber cometido un crimen de lesa patria al haber nombrado
vicecanciller a un extranjero, por mas nacionalizado que sea.
Creo que escribió sentado en la valija. Y le hizo efecto.