Una campaña peligrosa.

Por Gustavo Domínguez
Quito, Ecuador

Con la convocatoria a elecciones para el 17 de febrero de 2013 efectuada por el Consejo Nacional Electoral y añadiendo los últimos acontecimientos políticos, el tablero de la campaña electoral parece haber tomado forma. La posición de las fichas a jugar nos anuncian una agenda de campaña muy volátil y peligrosa. Resulta extremadamente obvio que el lenguaje a utilizarse y las pasiones a desatarse serán de alto voltaje. La fuente de inspiración será la descalificación y la publicidad negativa.

El presidente candidato tiene como su principal activo una arrasadora obra pública ya ejecutada, sumada al anuncio de proyectos por ejecutarse a velocidades nunca antes experimentada. La oposición y sus candidatos siguen sin encontrar una ruta exitosa, y las estrategias hasta ahora develadas incrementan un mensaje de debilidad y de improvisación, que pronto empieza a pasar factura.

El mosaico de precandidatos que pretenden entrar a la contienda presidencial no logran entusiasmar y menos aún dar señales de unificación de criterios. Las promesas con tintes populistas parecen seguir siendo las únicas ideas con posibilidad de germinar en los equipos que asesoran a las candidaturas, tornando desagradable a una campaña que será marcada por promesas y actitudes peligrosas.

La campaña por Asambleístas nacionales y provinciales será de igual mordacidad que la campaña presidencial. Especialmente si se considera que su resultado es la única opción de la oposición para complicar el siguiente período del Presidente, en un muy factible supuesto caso de reelección.

La prensa opositora y los políticos de oposición harán énfasis en escudriñar todo lo que el tiempo les permita, alimentando la agresividad de los mensajes de ambos lados, y que los electores estamos condenados a escuchar. La prensa oficialista apuntará sus cañones y disparará sin compasión a los candidatos opositores. La prensa internacional hará eco de todo el negativismo y del pesado ambiente que tendrá el escenario político ecuatoriano. La objetividad brillará por su ausencia y los ecuatorianos seguiremos dividiéndonos y polarizándonos sin buscar consensos, hundiéndonos en una sociedad cada vez más dañinamente politizada.

Los poderes del estado seguirán alineándose políticamente hacia una determinada tendencia, debilitando la institucionalidad democrática que demanda independencia y control cruzado de los mismos.

Los males de las peores épocas de la partidocracia se repetirán y caeremos en la misma trampa que inocentemente anhelábamos superar para cambiar de capítulo.

Todos los antecedentes nos llevan a concluir que sin embargo que la campaña electoral iniciará oficialmente el 4 de enero y se extenderá hasta el 14 de febrero del 2013, hasta entonces, todo este tiempo marcará claramente los terrenos de una campaña difícil y que no hace más que reflejar el verdadero estado de conflicto y fragilidad en el que mantenemos a nuestra democracia.

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