El ocaso del coronel

Por Hernán Pérez Loose
Guayaquil, Ecuador

Hugo Chávez se despidió de los venezolanos hace pocos días. Anunció que debía viajar, o más bien regresar a Cuba, para una intervención quirúrgica urgente relacionada con su cáncer. De la forma como hizo el anuncio y, especialmente, de la designación del Sr. Maduro como su heredero universal, más parecía una renuncia al cargo que el simple aviso de una ausencia relativamente larga. Aunque podría parecer prematuro evaluar el impacto de la salida de Hugo Chávez de la escena política venezolana, sí es factible avanzar ciertas ideas. Al menos hay tres niveles en que este hecho podría tener efectos importantes.

El primero, y el más obvio, de los planos es el interno, el de Venezuela. El estilo cesarista y caudillista de Chávez terminó por corroer la mínima institucionalidad que aún guardaba esa nación, de tal manera que en él, en su sola voluntad, se concentró todo el andamiaje del Estado. Chávez terminó engulliéndose al Estado venezolano. Fue un proceso relativamente lento, pero de gran intensidad y con resultados efectivos, que se vio facilitado en gran parte por su popularidad, la ceguera de la oposición –que solo luego de muchos años entendió la necesidad de unirse ante el enemigo común–, y en particular por el miedo que sembró gracias a su control de la justicia.

¿Qué va a suceder con ese Estado que quedó absorbido por Chávez, una vez que él se despide del poder? La transición a la democracia venezolana probablemente no sea tan difícil. El sistema venezolano contempla la necesidad de convocar a nuevas elecciones en caso de fallecer el presidente en funciones. En ese sentido las elecciones presidenciales últimas fueron un primer avance. Pero aún queda ver si el aparato estatal chavista, incluyendo las fuerzas armadas, permitirá que las reglas del juego electoral funcionen libremente y acepten los resultados.

El segundo plano es el exterior. Si bien en el plano mundial su proyección fue más bien “insignificante” (como diría nuestro locuaz asilado en Londres…), en el plano regional jugó cierto rol gracias a su poder económico que le permitió financiar y hasta comprar gobiernos enteros regalando cheques y petróleo a manos llenas.

Además, gracias a la debacle de su economía, Venezuela se convirtió en un apetecido mercado de exportación de muchos países de la región. Desde Colombia hasta Brasil y Argentina estuvieron prestos a soportar los delirios de este nuevo rico a cambio de poderle vender de todo, desde trigo y autos hasta papel higiénico y aspirinas a una nación totalmente dependiente de la exportación petrolera. Un alejamiento de Chávez dejará un vacío sin duda en la escena regional, pero el dinamismo internacional seguramente se encargará de llenarlo u olvidarlo.

El tercer plano es el ideológico. Si ya el concepto de ‘Socialismo del Siglo XXI’ había perdido todo atractivo ideológico, pues, quedó revelado que no era sino un pasaje a las “Dictaduras del Siglo XXI, como apunta agudamente Osvaldo Hurtado, con el ocaso del coronel quedan más dudas sobre su vigencia efectiva.

* El texto de Hernán Pérez ha sido publicado originalmente en El Universo.

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1 Comment

  1. el concepto de ‘Socialismo del Siglo XXI’ había perdido todo atractivo ideológico, pues, quedó revelado que no era sino un pasaje a las “Dictaduras del Siglo XXI,……..total de acuerdo con esa apreciacion, se tiene experiencia (muy duras, por cierto) con las dictaduras del siglo XX, pero no con este tipo de autoritarismos…..

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