El Gobierno colombiano y las FARC eligieron el sendero de la paz

Bogotá, 19 dic (EFE).- El Gobierno de Colombia y las FARC emprendieron este año un histórico y difícil diálogo de paz para intentar acabar con un conflicto armado de casi 50 años, sin un alto el fuego bilateral y con plazo para lograr un acuerdo: noviembre de 2013.

El pasado 26 de agosto, el presidente Juan Manuel Santos anunció el inicio del proceso tras seis meses de conversaciones secretas en Cuba.

El siguiente paso fue constituir la mesa de negociaciones el 18 de octubre en Noruega para después trasladarla a Cuba, donde ya se ha celebrado la primera etapa del diálogo bajo el hermetismo de los negociadores del Gobierno y una gran exposición mediática de la guerrilla colombiana.

El presidente Santos, quien llegó al poder en agosto de 2010 con el aviso de que haría todo lo posible por la paz, preparó el terreno con una Ley de Víctimas y de Restitución de Tierras y un Marco Jurídico para la Paz, piezas clave para sentar las bases de futuros acuerdos con grupos insurgentes.

En este contexto se puso en marcha el tercer diálogo formal entre el Estado colombiano y las FARC en la historia del único conflicto armado activo en América, que acumula millones de muertos y de desplazados forzosos, así como de hectáreas de tierras usurpadas a campesinos, y varias decenas de miles de desaparecidos.

Una apuesta arriesgada que busca, según el propio Santos, no incurrir en los errores del pasado tras los intentos fracasados liderados por los expresidentes Belisario Betancur (1982-1986) y Andrés Pastrana (1998-2002).

La novedad de este diálogo es que las conversaciones se celebran en el exterior, en La Habana concretamente, con Noruega y Cuba como observadores y Venezuela y Chile como garantes del proceso.

Otra diferencia es que no se ha declarado un alto el fuego bilateral. La guerrilla anunció una tregua navideña hasta finales de enero, pero el Gobierno ha dejado claro que mantendrá la presión militar contra la guerrilla.

De hecho, el 1 de diciembre el Ejército bombardeó un campamento rebelde en el convulso departamento de Nariño, fronterizo con Ecuador, en el operativo más contundente desde que comenzó el proceso.

Esos hechos, sumados a la fuerte exposición mediática de la guerrilla en Cuba, que casi a diario ha ofrecido declaraciones a la prensa tras una década oculta en la selva, ha llevado a los colombianos a desconfiar del proceso.

Según una encuesta de Datexco de finales de noviembre, el 64 % de los colombianos está convencido de que no habrá acuerdo, al tiempo que la popularidad de Santos descendió del 60 al 45 % en sólo tres meses.

Pero algunos expertos creen que ésta es la verdadera oportunidad para la paz en Colombia porque la coyuntura es propicia: una mayor debilidad de la guerrilla y el convencimiento del Gobierno de que por la vía militar no concluirá el conflicto, sin obviar que las FARC cuentan aún con más de 8.000 hombres en armas.

«Ninguna de las partes tiene posibilidades de ganar sólo a través de las armas y por ello están fuertemente incentivadas a negociar», dijo a Efe Silke Pfeiffer, directora en Colombia del centro de investigación de conflictos International Crisis Group.

El congresista Iván Cepeda, copresidente de la Comisión de Paz de la Cámara de Representantes, fue más allá al declarar a Efe que ésta es «la primera vez» que Colombia se encuentra «ante una posibilidad real» de lograr un acuerdo de paz con las FARC.

Al término este mes de diciembre del primer ciclo de las negociaciones en La Habana, que se reanudarán el 8 de enero, los representantes del Gobierno y de las FARC anunciaron los primeros avances, al acordar mecanismos para que la sociedad civil participe en el proceso con aportaciones concretas a través de internet y con la convocatoria de un foro organizado por la ONU.

«Hemos avanzado dentro de lo previsto», dijo el jefe de los negociadores del Gobierno, el exvicepresidente Humberto de la Calle, poco antes de que el propio Santos también hiciera un «balance positivo» y diera de plazo hasta noviembre de 2013 para lograr un acuerdo.

Las FARC también llegaron al final de este ciclo con «mucho optimismo y mucha esperanza», según el número dos de la guerrilla y jefe negociador de los rebeldes, Luciano Marín Arango, alías «Iván Márquez».

Las partes comenzaron el diálogo en Cuba por el tema crucial: el problema de la tierra, cuyo injusto reparto sitúa a Colombia como uno de los países con mayor desigualdad de América Latina, origen además del nacimiento de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en 1964.

«Sin resolver este problema no habrá paz», advirtió a Efe el asesor del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), Absalón Machado, un experto en desarrollo agrario para quien el conflicto rural colombiano «está fundamentado en la lucha por la tierra de los campesinos contra los terratenientes».

Los otros temas a discusión son la dejación de las armas por la guerrilla y las garantías para que puedan participar en la política tras un eventual acuerdo, así como garantizar los derechos a las víctimas. EFE

* Foto difundida por Noticias 24

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