Los «demócratas» se arrodillan ante el dinero

Editorial del diario ABC Color
Asunción, Paraguay

Cuando Hugo Chávez decidió invertir una gran parte de los petrodólares que pertenecen al pueblo venezolano en su promoción personal como nuevo líder “antiimperialista” de América Latina, es decir, en financiar sus ambiciones particulares con recursos públicos venezolanos, no habrá pensado que el plan le iría a salir tan redondo.

Casi de inmediato, sin necesidad de una segunda invitación, se le plegaron entusiastas nada menos que los presidentes de seis países latinoamericanos importantes, todos ellos gobernados por partidos que se llaman a sí mismos “socialistas”. El dinero venezolano comenzó a correr a raudales, en algunos casos para financiar “proyectos”, en otros para “salvar” situaciones económicas apremiantes de gobiernos acogotados por su mala administración, en otras para costear las campañas electorales de camaradas disfrazados de demócratas, en otras para armar y equipar ejércitos de respaldo de gobernantes amigos; y así, por el estilo. Estos fondos de promoción hicieron el “milagro” de convertir a Chávez en el referente principal de la nueva izquierda latinoamericana; una especie mutante de Fidel Castro, pero no seco como lengua de loro como su maestro sino con mucha plata en el bolsillo.

El destino no le dio tiempo a Chávez de avanzar más en su tan ambicionado proyecto de liderazgo internacional tercermundista, y su aventura de vida parece que va a acabar de la manera que se tiene ante la vista. Pero todo esto les sirvió de mucho a los genuinos demócratas latinoamericanos, en particular para conocer más profundamente la calaña ética de muchos de nuestros actuales gobernantes y gobernantas y sus profundos vicios y debilidades políticas ocultos hasta ahora.

En este momento coyuntural es cuando se transparenta más el verdadero carácter de los gobernantes “bolivarianos” plegados al proyecto chavista. Casi todos ellos ya estuvieron en Caracas para cohonestar la abierta y descarada violación de la Constitución venezolana, cuando, con la prepotencia que ya se le conocía, el vicepresidente Nicolás Maduro apremió a los miembros del Tribunal Supremo para que realizaran una cabriola interpretativa judicial y declararan que Chávez, supuestamente todavía vivo, seguía siendo el presidente, sin necesidad de darse por concluido su mandato anterior ni pasarse a cumplir con el acto constitucional del juramento, esencial para la toma de posesión y el inicio del nuevo período presidencial.

Con esta flagrante arbitrariedad, a la que los magistrados chavistas pusieron una careta con mueca de formalidad legal, Maduro por control remoto gobierna en nombre de Chávez, actúa, toma decisiones y modifica estados de cosas institucionales. No es presidente ni vicepresidente electo sino meramente gobernante de facto, nombrado a dedo por el gorila; pero recibe los plácemes de sus principales correligionarios latinoamericanos, hipócritas de doble moral y doble discurso que prefieren seguir el juego de la seudodemocracia chavista y asegurar de este modo la continuidad de las “buenas relaciones”, o sea del flujo de petrodólares para financiar sus fracasos como administradores o sus ambiciones como políticos.

Nicolás Maduro, conductor de la pandilla de patoteros que se presentó en Asunción en junio del año pasado a intentar atropellar el derecho de autodeterminación del Congreso paraguayo con relación a la destitución de Fernando Lugo, ejerce ahora el patoterismo en su propio país, apropiándose de un gobierno que debe estar a cargo de una persona electa en comicios generales o designado para el efecto por la Constitución. Pasa por encima de la carta fundamental venezolana, envilece y desacredita a los magistrados del Tribunal Supremo, convierte en cómplices a varios gobernantes latinoamericanos y… hace tabla rasa de los deseos mismos de su líder, claramente expresados en su despedida pública del día 8 de diciembre pasado.

En esa última ocasión, hablando por radio y TV en cadena nacional obligatoria (como se acostumbra en esos regímenes), Chávez expresó que “si algo ocurriera, repito, que me inhabilitara de alguna manera, Nicolás Maduro, no solo en esa situación debe concluir, como manda la Constitución, el período; sino que, mi opinión firme, plena como la luna llena, irrevocable, absoluta, total, es que –en ese escenario, que obligaría a convocar, como manda la Constitución, de nuevo a elecciones presidenciales– ustedes elijan a Nicolás Maduro como presidente de la República Bolivariana de Venezuela”.

Pues bien, por algún motivo que por cierto los chavistas guardan en la más celosa confidencialidad, consideraron peligroso seguir las instrucciones de su líder moribundo, así como respetar su mandato y cumplir con la Constitución, convocando a nuevas elecciones generales dentro de los 30 días siguientes al 10 de enero pasado, y, en vez de eso, simulan, ante el estupor o la risa del mundo entero, que todo continúa igual, que Chávez sigue siendo presidente “de permiso” y que Maduro puede actuar como le plazca.

Lamentablemente, este estado de cosas, que afrenta tan descarnadamente al pueblo venezolano, no conmueve mucho a los líderes de influencia mundial. Observan las tribulaciones de ese pueblo hermano como si nada tuviera que ver con ellos. Los que en otras ocasiones presumen de guardianes de la democracia y hasta se toman atrevimientos de corte imperialista, como Rousseff y Kirchner, siguen el juego de Maduro y hasta intentan cohonestar las groseras violaciones patrocinadas por este personaje. Es que los petrodólares del gorila bolivariano hacen bailar hasta a los más pintados …. o las más pintadas.

Mientras tanto, aún sin saberse con certeza si Chávez está vivo o muerto, su mandato se prorroga indefinidamente. Su período de seis años, ya cumplido, todavía no ha vencido, según la “interpretación” del chavismo. De acuerdo a esta decisión, si la ciencia logra conservarle 20 años más con vida, aunque sea dentro de una cámara de congelamiento, Chávez continuará siendo presidente durante esos 20 años, sin que se dé oficialmente por concluido su mandato de seis años que debió fenecer en enero de 2013. He aquí la insólita situación de los venezolanos.

Y he aquí también lo que los jefes de Estado que condenaron a Paraguay por el caso Lugo no se sienten obligados a ver, comentar, criticar y sancionar. El ilegítimo régimen del matón Maduro continuará siendo el miembro más festejado del Mercosur y a su “democracia” se le declarará, seguramente, plenamente ajustada a las cláusulas de Ushuaia y de la Unasur. Es increíble lo tan bajo que han caído.

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3 Comments

    • PARA LOS CIEGOS Y CIEGAS
      HAY QUE SER MUY TONTO PARA DECIR LAS TONTERÍAS QUE ALGUNOS DICEN SIN TON NI SON.

      NO ENTIENDO CÓMO ES QUE PERSONAS SIN ABSOLUTAMENTE NADA DE INTELIGENCIA Y CONOCIMIENTOS COMO TU FOCA PUEDEN OPINAR LO CONTRARIO QUE EL RESTO PODEMOS VER.

      QUE DUERMAS BIEN GIL.

    • JAJAJA dá risa
      ver como las focas del régimen COMO TU son las únicas que opinan por acá a favor del gobierno DEL MEGALOMANO , para eso les pagan no? de vez en cuando sale un ciudadano común a favor del régimen, pero eso es por la muerte de un judío. en cambio los opositores cada día somos más y mas con candela , y no por oponernos,sino porque cada día se muestra un escándalo producido por los partidarios del gobierno mas ccorrupto y tenebroso de la historia de el ecuador.
      y se quejan de otros gobiernos anteriores. ni todos juntos suman tantos escándalos políticos y económicos.

      a darles duro en las urnas compañeros de la DERECHA .
      YO NO QUIERO MAS A ESTE GOBIERNO DE RATEROS MISERABLES ¿TU SI?

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