Primera «fumata» ha sido negra

Un denso humo negro emergió el martes de la chimenea de la Capilla Sixtina al cielo encapotado de Roma para anunciar que la Iglesia Católica sigue sin papa en uno de los momentos más trascendentales de su historia. La «fumata negra» salió a las 19h42 horas local (18h42 GMT), dos horas y siete minutos después de que se encerraran los 115 cardenales para elegir al sucesor de Benedicto XVI.

Miles de fieles de todos los países desafiaron la lluvia y la fresca noche romana para seguir en directo el resultado en la plaza de San Pedro. Pero como era de esperar, la primera votación del cónclave no logró el consenso suficiente y ningún candidato reunió los 77 votos necesarios para ser elegido pontífice.

Aunque era de noche y en el anterior cónclave de 2005 hubo algunas dudas sobre el color de las fumatas, en esta ocasión el humo fue muy denso y evidentemente negro, no dejando espacio a equívocos.

Los 115 cardenales, incomunicados con el mundo exterior, realizarán dos votaciones en los días sucesivos.

San Pedro. Foto AP/Emilio Morenatti

Están previstas dos votaciones por la mañana y dos por la tarde, según contempla la normativa vaticana, que establece esos escrutinios en los tres primeros días.

Si después de los tres días ninguno ha alcanzado los 77 votos, se procederá a una jornada de reflexión y plegarias en la que no se votará. Después se reanudarán las votaciones por otros siete eventuales escrutinios.

Si tampoco ha salido papa se procederá a una nueva jornada de reflexión. Después se procederá a otros siete posibles escrutinios. Si sigue sin haber «fumata blanca» habrá otra pausa de reflexión y otros siete escrutinios. Y así hasta el 34 escrutinio.

A partir de ese momento, se elegirá entre los dos más votados, pero éstos no podrán participar en la votación.

Benedicto XVI fue elegido el 19 de marzo de 2005 en la cuarta votación, Juan Pablo II el 16 de octubre de 1978 en la octava votación y Juan Pablo I el 26 de agosto de 1978 en la cuarta. No parece existir un consenso claro entre los cardenales sobre si el futuro pontífice debe ser un gestor que ponga orden en el Vaticano o un pastor carismático capaz de inspirar a los fieles en tiempos de crisis. Pero circula una lista de candidatos a ocupar la silla de Pedro y dirigir espiritualmente a los 1.200 millones de fieles que profesan la religión católica.

Uno de ellos es latinoamericano.

El brasileño Odilo Scherer parece contar con el favor de la curia vaticana y es sabedor de su burocracia. El arzobispo de Sao Paulo conoce las finanzas de la Santa Sede y forma parte de la comisión rectora del banco Vaticano.

Por otro lado, suena con fuerza el italiano Angelo Scola, arzobispo de Milán, la diócesis más importante de Italia. Scola tiene fama de buen gestor tanto en Milán como antes en Venecia.

De carácter afable, es considerado un candidato atractivo para acometer la reforma interna de la Iglesia, especialmente expuesta a casos de corrupción y batallas como las filtraciones de Vatileaks.

Como líderes pastorales, se barajan los nombres de dos estadounidenses: el cardenal Timothy Dolan de Nueva York y Sean O’Malley de Boston. O’Malley usa Twitter habitualmente. Es un hispanófilo confeso, doctor en literatura española y portuguesa, que tuvo que afrontar a su llegada a Boston los casos de abusos a menores por parte de sacerdotes.

Una de sus decisiones más conocidas fue poner a la venta el Palacio Episcopal de la ciudad para indemnizar a las víctimas.

Dice el aforismo vaticano que el que entra como papa al cónclave sale cardenal. Aunque no siempre ha sido así. Joseph Ratzinger, después Benedicto XVI, llegó como gran papable al cónclave de 2005 tras la muerte de Juan Pablo II y salió elegido.

* Con reportes de EFE y AP. Foto de EFE/Maurizio Brambatti

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