El precio de vivir en la civilización

Gonzalo Orellana
Londres, Reino Unido

“El precio de vivir en la civilización”, así definía Benjamín Franklin al pago de impuestos, la contribución que los ciudadanos y empresas realizamos al Estado con la premisa de que este los utilizará para crear una sociedad más justa y próspera.

A diferencia de por ejemplo Europa, donde el porcentaje de tributos sobre PIB suele estar entre el 30% y 40%, América Latina se ha caracterizado por su baja recaudación, aunque esta ha venido incrementándose en la última década. Según el reporte de la CEPAL: «Panorama Fiscal de Latinoamérica y el Caribe» con información al 2011, el promedio de la región es de 14%. ¿Como se compara Ecuador con el resto? El Ecuador se encuentra por encima de la media (15%), aunque todavía por debajo de los países que más tributan, como son Argentina, Brasil o Uruguay con alrededor del 20%. Estas cifras en todos los casos excluyen los pagos a la seguridad social, que si se sumaran en el caso ecuatoriano, superaría el 20%.

Los impuestos se pueden dividir en 3 categorías, los directos (impuesto a la renta), los indirectos (IVA o ICE) y otros, en los que se encuentran por ejemplo el impuesto a la salida de divisas, al patrimonio, entre otros. La primera fuente de ingresos tributarios en América Latina es el IVA y este varía considerablemente desde el 7% en Panamá hasta el 21% en Argentina; el Ecuador se encuentra por debajo de la media y se puede decir que nuestro 12% de IVA es bajo. Más interesante que el nivel del impuesto es la recaudación, y aquí vemos que aunque tenemos una tasa de IVA baja, nuestras recaudaciones son bastante altas. Por ejemplo Perú recauda un 6.6% del PIB por este impuesto, algo menos del 6.7% del Ecuador, pese a que el IVA en Perú es del 18%, 6 puntos por encima de nuestro país. La conclusión es que la eficiencia recaudatoria de nuestro SRI destaca con respecto a la región.

La segunda fuente de ingresos tributarios en Latinoamérica es el impuesto a la renta. El crecimiento de la recaudación en Ecuador en los últimos años muestra un buen desempeño, en línea con la región. Sin embargo, donde hay una diferencia importante es en la base mínima sobre la que se tributa, pues tenemos uno de los montos mínimos más altos en relación al PIB per cápita, lo que hace que una gran cantidad de personas estén exoneradas del pago de impuesto a la renta. Esta es una de las debilidades del sistema, los ingresos tributarios suben y la recaudación es eficiente, pero la base de contribuyentes no crece. Dejar por fuera del pago del impuesto a la renta a grandes segmentos de población disminuye su efecto como herramienta de redistribución de la riqueza.

Con respecto a otros impuestos, el de más reciente implantación en Ecuador es el impuesto a la salida de divisas, cuyo objetivo es evitar la fuga de capitales del país. Sin embargo, el hecho de que la recaudación de este impuesto solo haya crecido muestra que la meta no parece estar cumpliéndose. El problema con este tipo de impuestos, sobre todo cuando son altos, es que en lugar de evitar que los capitales salgan, impide que estos entren.

Cuando se analiza la gestión del actual gobierno, se suele hablar de la “suerte” que ha tenido con los precios del petróleo, pero poco se dice de lo importante que fue el haber “heredado” una institución como el SRI, creada durante la «larga noche neoliberal» que le ha permitido duplicar los ingresos tributarios durante los últimos 6 años. El Sistema de Rentas Internas es una «máquina» de recaudar con niveles de eficiencia superiores al promedio de la región, y fue establecido, diseñado y capacitado en los gobiernos anteriores al de Correa.

El lado negativo de la implantación de una cultura de pago de impuestos en Ecuador es el costo en tiempo y dinero que significa para la mayoría de contribuyentes el declarar sus impuestos, a diferencia de lo que sucede en países más desarrollados donde el pago se hace totalmente de manera electrónica y bastante automatizada, reduciendo el esfuerzo del contribuyente. En Ecuador el sistema sigue siendo rudimentario y obliga a mucha gente a tener que recurrir a contadores y a ayuda externa, incrementando el costo de pagar impuestos.

El pagar impuestos determina las relaciones de poder, crea ciudadanos exigentes con el Estado y al mismo tiempo genera un compromiso con el país. Ecuador debería dar el siguiente paso hacia crear un “cultura de pago de impuestos” ampliando el número de contribuyentes y haciendo el proceso más simple.

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