Líder de secta chilena que quemó un bebé, aparece ahorcado en Perú

Lima, 1 may (EFE).- La policía peruana encontró hoy a un hombre ahorcado en un casa abandonada en la ciudad del Cuzco , que ha resultado ser el chileno Ramón Castillo Gaete, buscado por las autoridades de su país.

«Las huellas enviadas por la policía internacional (Interpol) de Chile y las que posee Interpol Perú coinciden con las del ciudadano chileno Ramón Castillo Gaete, de 35 años, líder de la secta chilena», confirmó el general Javier Avalos, jefe de la región policial Sur Oriente.

El cadáver fue ubicado colgado del techo de una casona abandonada, conocida como la casa embrujada, a cuatro cuadras del centro de la ciudad del Cuzco, señaló el Canal N.

Según adelantó el ministro peruano del Interior, Wilfredo Pedraza, hace unos días, el chileno Ramón Castillo Gaete ingresó ilegalmente a territorio peruano y la policía estaba trabajando en su ubicación y captura.

Castillo es un músico de 35 años que se creía la reencarnación de Dios y se hacía llamar «Antares de la Luz». En un momento se sospechó que el hombre podía estar prófugo en Ecuador.

Hasta el momento, cinco miembros del grupo han sido detenidos en Chile por el macabro caso, que se conoció el miércoles pasado en Santiago.

Según la Policía de Chile, los miembros de la secta acostumbraban a consumir un alucinógeno conocido como ayahuasca, en reuniones en las que Castillo tenía relaciones sexuales con todas sus seguidoras, a las que decía que él, por ser Dios, no podía procrear y que si alguna vez eso pasaba el bebé sería el anticristo y debía morir.

De acuerdo con los antecedentes del caso, la madre del bebé -que es una de las detenidas- fue llevada el 21 de noviembre de 2012 a una clínica de la ciudad de Viña del Mar, donde dio a luz un varón, pero al día siguiente Castillo, que al parecer es el padre, se llevó al bebé y a la madre sin el consentimiento de los médicos.

El día 23 se trasladó hasta Colliguay, una pequeña localidad de la región de Valparaíso, donde ya estaba el resto de la secta, para realizar el rito que, según ellos, salvaría al mundo de su fin, previsto para el pasado 21 de diciembre.

En el ritual, dejaron caer al bebé en una caldera de dos metros de profundidad repleta de fuego y se mantuvieron en el lugar hasta el 21 de diciembre, cuando lo abandonaron tras comprobar que el mundo no se había acabado, dijo el fiscal a cargo del caso. EFE

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