Quito, 9 may (EFE).- Unas 3.000 mascarillas fueron distribuidas en las zonas afectadas por la caída de ceniza del volcán Tungurahua, en el centro andino de Ecuador, que experimenta un nuevo pulso eruptivo y cuya intensidad es considerada como «moderada».
Así lo indicó hoy a Efe la gobernadora (representante del Ejecutivo) de la provincia de Tungurahua, Lira Villalba, al precisar que son varias las instituciones públicas las que atienden a la población afectada por las constantes emanaciones de ceniza del coloso que da nombre a esa jurisdicción.
Aunque la población que se asienta en las zonas de riesgo ha convivido con el volcán desde 1999, cuando empezó su actual proceso eruptivo, hay personas que «no reaccionan como deberían reaccionar» frente a fenómenos como la caída de ceniza, señaló Villalba.
La presencia continua de ceniza requiere de un procedimiento adecuado de limpieza de ese material para minimizar el impacto en la salud de las personas, sobre todo las afecciones respiratorias, y «eso no se ha observado en algunas zonas», sobre todo las alejadas, precisó la gobernadora.
Por ello dijo que se han reforzado los programas de capacitación y asistencia, aunque remarcó que el principal peligro para la población es «el exceso de confianza» de los pobladores frente a un proceso que lleva más de trece años y que intercala periodos de alta actividad con lapsos de relativa quietud.
«El proceso que vivimos en estos momentos no es parecido a otros» y ello implica diferentes formas de actuación en cada momento, agregó Villalba tras señalar que la población debe tener la garantía de que las instituciones públicas tienen todo listo para actuar según las circunstancias.
Por su parte, el Instituto Geofísico (IG) de la Escuela Politécnica Nacional informó hoy que la actividad sísmica en el interior del volcán Tungurahua se mantiene en un «nivel moderado».
Un total de 30 explosiones se han registrado en las últimas 24 horas, además de 52 sismos leves y 19 episodios de tremor durante las emanaciones de gas y ceniza.
Asimismo, reportó que se han escuchado bramidos y se ha detectado la vibración del suelo y ventanales en zonas próximas a la montaña.
«Durante la noche se pudo observar claramente la expulsión de bloques incandescentes» que salen del cráter, se elevan unos 500 metros sobre la cumbre y luego caen por los flancos hasta unos mil metros pendiente abajo, precisó el IG en su último informe. EFE