Correa fustiga a la CIDH, la OEA… y la prensa

QUITO, Ecuador — El presidente ecuatoriano reelecto Rafael Correa dejó entrever el viernes la posibilidad de abandonar organismos internacionales que a su criterio no respetan la soberanía del país, como la CIDH y la OEA.

Señaló que «cabría preguntarse ¿para qué tenemos la OEA si no podemos tener una postura definitiva regional sobre problemas tan cruciales… como el de las islas Malvinas?»

«Cómo se puede sostener la irracionalidad de que la sede de la OEA esté en el país (EE.UU) del bloqueo criminal a Cuba, que incumple abierta, descaradamente la carta fundacional de la OEA», se preguntó.

Criticó el neocolonialismo, apuntó que las Malvinas «no son solamente argentinas, son latinoamericanas» y se congratuló por la existencia de organismos como la Unión de Naciones Suramericanas y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños.

Desde esas instancias se pueden desarrollar acciones para evitar los «abusos del capital transnacional», con la creación de instancias propias para resolver controversias en materia de inversiones; con una nueva arquitectura financiera regional y con la armonización de políticas salariales, entre otros, dijo.

Subrayó que Ecuador «no está dispuesto a ser colonia de nadie» y defendió su decisión de ampliar sus relaciones internacionales.

El presidente acusó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de convertirse en «instrumento de persecución de gobiernos progresistas, en instancias que ahora son dominadas por países hegemónicos».

Ecuador está interesado en que todos los estados de la región ratifiquen los tratados acerca del tema, «pero si no lo hacen, tampoco seguiremos siendo tontos útiles de nadie», aseguró.

Correa utilizó su discurso de posesión del cargo para fustigar a la prensa latinoamericana, que según él «viola a diario las más elementales nociones de objetividad y ética periodísticas, silencia y manipula la información, deforma los hechos, abre sus páginas a las mentiras y calumnias que puedan dañar al adversario».

En lo político, dijo dar la «bienvenida» a la oposición democrática, y pidió unidad a la Asamblea Nacional, donde el movimiento oficialista Alianza País tiene mayoría absoluta, pues, en su opinión, hay «un ataque impresionante contra los gobiernos progresistas».

En temas económicos habló del crecimiento de la economía y anotó que la «gran oportunidad» para un desarrollo con soberanía es un uso responsable de los recursos naturales no renovables.

Pidió un «pronunciamiento claro» de la izquierda latinoamericana y mundial, sobre el aprovechamiento de los recursos naturales y el consentimiento previo a las extracciones de los mismos, pues hay ciertos grupos que no pretenden la «consulta», como defiende el Gobierno de Ecuador, sino el «consentimiento» previo.

Aunque destacó que la de Ecuador es una de las economías «más dinámicas de América Latina» pues en su administración creció en promedio 4,3 %, mientras que la región lo hizo en un 3,5 %, comentó que aún falta mucho por hacer e insistió en la necesidad de un cambio cultural.

Se declaró convencido de que «la clave del éxito de una sociedad es la cultura de la excelencia, con talento humano, ciencia y tecnología, junto a una adecuada combinación de acción individual y de acción colectiva en base de un proyecto nacional».

A la toma de posesión asistieron los presidentes Porfirio Lobo (Honduras), Evo Morales (Bolivia), Nicolás Maduro (Venezuela), Sebastián Piñera (Chile), Laura Chinchilla (Costa Rica), Danilo Medina (República Dominicana), Michel Martelly (Haití) y Juan Manuel Santos (Colombia) y el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón.

El mandatario ecuatoriano, en el poder desde enero de 2007, es un economista formado en universidades de Ecuador, Bélgica y Estados Unidos que defiende lo que ha llamado la Revolución Ciudadana, que comulga con los postulados del socialismo del siglo 21. Cuando deje el poder en mayo de 2017 habrá gobernado Ecuador país por poco más de 10 años.

Con mínimo pasado político, tres meses como ministro de Economía en 2005, se presentó como candidato presidencial en 2006 y sorpresivamente ganó las elecciones con la promesa de acabar con los partidos políticos tradicionales y con prácticas políticas del pasado.

Se posesionó en el mando el 15 de enero de 2007 y de inmediato se convirtió en una máquina de demolición de los partidos políticos. Llamó a una Asamblea Constituyente que por estar controlada por una mayoría de sus partidarios elaboró una nueva constitución a medida.

En las elecciones de febrero pasado obtuvo el 57,17% de los votos, seguido por el ex banquero Guillermo Lasso, quien obtuvo 22,68% de apoyo.

* Con reportes de EFE y AP. Foto difundido por la web de la Presidencia de la República.

API/Juan Cevallos
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El presidente Correa, entrando en la Asamblea Nacional con su presidenta, Gabriela Rivadeneira, el 24 de mayo de 2013. API/Juan Cevallos
El presidente Correa, entrando en la Asamblea Nacional con su presidenta, Gabriela Rivadeneira, el 24 de mayo de 2013. API/Juan Cevallos
Entre los asistentes, el presidente de Bolivia, Evo Morales; el de Venezuela, Nicolás  Maduro; y el de Honduras, Porfirio Lobo. EFE
Entre los asistentes, el presidente de Bolivia, Evo Morales; el de Venezuela, Nicolás Maduro; y el de Honduras, Porfirio Lobo. EFE
Presidencia de la República
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