LA HABANA (AP) — Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia afirmaron este martes que no llegaron a un acuerdo pero siguen aproximando posiciones sobre el tema de la participación política en las conversaciones de paz que llevan adelante con el gobierno colombiano.
«Se ha avanzado porque se ha discutido, se ha debatido… estamos aproximando posiciones a través del debate (pero) acuerdos concretos en este punto no hay«, señaló Marco León Calarcá en declaraciones a periodistas antes de entrar a una sesión de trabajo.
Las FARC y el gobierno colombiano completaron hoy un nuevo ciclo de charlas durante el cual se concentraron en debatir el punto dos -sobre la participación política- de una agenda de seis puntos acordada a mediados del año pasado. Tras un receso las partes volverán a reunirse el 22 de julio.
Calarcá, cuyo nombre real es Luis Alberto Albán, agregó además que las FARC consideran necesario realizar una Asamblea Constituyente que refrende los acuerdos por lograrse en Cuba, donde las partes comenzaron estas rondas a fines de 2012.
«La constituyente sigue siendo la propuesta que estamos argumentando… seguimos considerando que la constituyente es la única opción válida y seguimos planteando que es importante discutir las formas para completar esa propuesta», expresó Calarcá.
«La constituyente es la llave de la paz», coincidió Iván Márquez en una rueda de prensa posterior. «Para la paz es fundamental el poder creador o constituyente», subrayó.
El presidente colombiano Juan Manuel Santos insistió en diversas oportunidades en que no se realizará la constituyente.
La delegación del gobierno que encabeza Humberto de La Calle no hizo declaraciones a la prensa y sólo se pronunció a través del comunicado conjunto divulgado por las dos delegaciones en el que aseguraron el avance en el segundo punto de la agenda.
La semana pasada las FARC leyeron una propuesta de varios puntos en torno a la participación política que incluye la incorporación de los rebeldes a la vida política pacífica; el acceso a los medios de comunicación de los movimientos populares y las comunidades y hasta un cambio en el sistema electoral.
Los rebeldes también plantearon la necesidad de posponer las elecciones previstas para el año venidero a fin de que el proceso de paz no se mezcle con las campañas políticas.
De acuerdo con el comunicado del martes las dos partes consideraron «el tema de garantías para el ejercicio de la oposición como un elemento esencial para la construcción de un acuerdo final».
Márquez calificó de «muy rica la discusión» sobre el primer elemento del tema de la participación política.
Luciano Marín, el verdadero nombre de Márquez, aseguró además que la delegación que encabeza está «totalmente de acuerdo» con Timoleón Jiménez, Comandante del Estado Mayor de las FARC, quien publicó una carta el lunes en la que sostuvo que «la misma lógica con que se exige a los campesinos levantar el paro (en la zona de Catatumbo, en el noreste de Colombia) para entrar en conversaciones, nos exige a nosotros desmovilizarnos primero para hacer política. Lo acordado con los campesinos siempre ha sido incumplido, al tiempo que a nosotros siempre nos han cerrado violentamente la vía de la política abierta».
Agregó que «la terminación del conflicto y la paz no van a ser producto de conciliábulos entre gobierno y guerrillas en el exterior sino el producto de profundas transformaciones en la vida colombiana«.
Las dos delegaciones tardaron los seis primeros meses de conversaciones en llegar a un acuerdo sobre el tema de la tierra, el primer punto de la agenda.
Auspiciadas por Cuba y Noruega como países garantes y Venezuela y Chile como acompañantes, las conversaciones podrían ser la oportunidad de Colombia para poner fin a un conflicto de cinco décadas que dejó miles de víctimas.
Creadas a mediados de los 60, las FARC son la fuerza insurgente más antigua activa en América Latina y según observadores tienen unos 9.000 hombres en armas.