Perú da de baja a los dos cabecillas de Sendero Luminoso

LIMA, Perú (AP) — El gobierno peruano se felicitó el lunes por el duro golpe asestado al grupo rebelde Sendero Luminoso tras abatir a tres miembros, dos de los cuales presume que son importantes líderes de esa organización subversiva, aunque su identidad tendrá que ser confirmada por medio de exámenes de ADN.

Los ministros de Defensa, Pedro Cateriano, y del Interior, Wilfredo Pedraza, viajaron el lunes a Llochegua, en la región de Ayacucho en el sudeste peruano, la zona donde ocurrió la muerte de los rebeldes, y trajeron por la noche sus cuerpos a Lima. Se cree que se trata de Alejandro Borda Casafranca, alias «Camarada Alipio», el líder militar de Sendero Luminoso, y Marco Antonio Quispe Palomino, alias «Camarada Gabriel», uno de los tres hermanos del clan Quispe Palomino que dirige a lo que queda del grupo insurgente en la zona del Valle del Río Apurímac-Ene (VRAE), una convulsionada región donde los rebeldes operan aliados al narcotráfico, según las autoridades.

Se ha dado «un duro golpe a la organización criminal Sendero Luminoso y permitido la caída de dos delincuentes terroristas como Alipio y Gabriel, número 1, y número 2 del mando militar de Sendero Luminoso», dijo Cateriano en declaraciones a la prensa en Lima tras regresar de Ayacucho. «No obstante, vamos a esperar los resultados de las pruebas de ADN», agregó.

Señaló que aún se desconoce la identidad del tercer rebelde abatido.

Cateriano dijo que la captura fue posible por una operación de inteligencia, denominada Camaleón, que condujo a un enfrentamiento entre las fuerzas armadas y los senderistas.

«Estos terroristas cayeron producto de un primer momento de explosión y luego un incendio», dijo sin dar más detalles.

«Hoy es un día de fiesta y unidad nacional porque la democracia derrota al terrorismo», sostuvo.

El ministro Pedraza manifestó que se ha conseguido «un resultado fundamental que permite descabezar a Sendero Luminoso en el VRAE y desarmar su brazo militar».

La noticia del abatimiento de «Alipio» y «Gabriel» la dio temprano el lunes el Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas y luego el presidente Ollanta Humala, quien calificó el hecho de un «golpe irreversible» al grupo rebelde.

El jefe del Comando Conjunto de las Fuerzas Armadas, almirante José Cueto, declaró a The Associated Press que uno de los caídos es Alipio «con seguridad».

«Falta (confirmar a) Gabriel, pero es casi seguro que es él también», declaró en comunicación telefónica.

Humala señaló que exámenes de ADN permitirán confirmar «esta buena noticia».

«De confirmarse con exámenes de ADN creemos que es un golpe tremendo a la organización. Habríamos descabezado la estructura militar de los remanentes de Sendero Luminoso en el VRAE», acotó el jefe de Estado.

El enfrentamiento ocurrió luego de un seguimiento de fuerzas armadas con apoyo de unidades de inteligencia, señaló Humala, quien destacó que entre los militares no hubo ninguna baja.

Cueto contó que desde hace un buen tiempo venían siguiendo y espiando a los subversivos y que «teníamos todo preparado».

El experto en temas de subversión, Pedro Yaranga, dijo a la AP que ha sido imposible identificar los cuerpos mediante sus huellas dactilares porque fueron atacados con lanzagranadas mientras estaban en una choza en la selva y los cadáveres estaban quemados. Agregó que las fuerzas armadas consiguieron colaboradores infiltrados en la organización que dieron información sobre dónde estaban los líderes.

«A Alipio lo han seguido, la sorpresa es que en el mismo lugar estaba Gabriel», dijo Yaranga.

El VRAE es desde hace decenios un reducto de las bandas remanentes de Sendero Luminoso que quedaron tras la captura del máximo cabecilla y fundador del grupo rebelde, Abimael Guzmán, quien purga cadena perpetua desde 1992.

La lucha contra los senderistas en el VRAE, cuyo número se estima entre 500 y 600, ha sido muy difícil para las fuerzas armadas por el gran conocimiento que los rebeldes tienen de esa agreste zona del país. Desde mediados de 2008, alrededor de un centenar de militares fueron abatidos por los subversivos en emboscadas en la selva y ataques a bases militares.

Su acción sonada más reciente fue el secuestro en abril de 2012 de 36 trabajadores contratistas de un proyecto gasífero. Los obreros fueron liberados días después sin que se pagara un rescate.

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