Jefe de las FARC advierte dificultades en proceso paz

Colombia (AP) — El máximo jefe de la guerrilla de las FARC destacó que las dificultades para avanzar en el diálogo de paz que se desarrolla en La Habana se deben a que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos no quiere negociar cambios en la estructura del país y sólo busca la rendición de los rebeldes, según un comunicado divulgado el jueves.

Timoleón Jiménez o Timochenko, cuyo verdadero nombre es Rodrigo Londoño Echeverry, indicó además que «amenazas de muerte y las órdenes de ejecución sin ninguna clase de juicio no sirven para intimidarnos ni logran aclimatar el ambiente de reconciliación necesario para concertar una salida» al conflicto armado interno.

El pronunciamiento de Timochenko, en un comunicado fechado el 14 de agosto y divulgado en la página de internet de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), salió al paso de reiteradas declaraciones del presidente Santos en torno de que la orden a las fuerzas militares es abatir a los rebeldes, mientras sostiene que en la mesa de La Habana no está en negociación ni el modelo político ni económico de Colombia.

Sin mencionar directamente al jefe rebelde, Santos hizo al final de la jornada un vehemente discurso ante los gobernadores de los 32 departamentos colombianos en que defendió el diálogo de paz y que aunque él sabía hacer la guerra decidió buscar la negociación porque consideraba que no tendría la conciencia tranquila si pensaba que existía «un oportunidad, por más pequeña que sea, de parar este desangre».

«Es decepcionante, y lo confieso, leer o escuchar sus declaraciones (la de las FARC) y darnos cuenta de la magnitud del abismo entre nosotros…pero es precisamente porque existe ese abismo que estamos conversando», añadió el mandatario en el acto celebrado en Medellín, capital del departamento de Antioquia, en el noroeste del país.

En Colombia «podríamos proseguir la guerra sin hacer el esfuerzo de la paz y en algunos años después de miles de muertos, y de miles de heridos más… tal vez nos impondríamos totalmente sobre el enemigo…(pero) no queremos esperar algunos años, no queremos esperar miles de muertos, no queremos que sigan produciendo víctimas en este país», añadió Santos, que fue ministro de Defensa de 2006 al 2009, cuando las fuerzas militares y de policía lograron lo más contundentes golpes contra las FARC.

Y aunque algunos critiquen y sean obstinados, de un bando y otro, se debe perseverar porque Colombia debe romper para siempre el vínculo entre política y armas y «cambiar las balas por los votos», añadió el mandatario en su discurso transmitido en vivo por la página de internet de la Presidencia.

Los dos bandos mantienen divergencias sobre cuánto debe durar la negociación y cuando ya comienzan a intensificarse algunas voces en Colombia sobre los tropiezos de los diálogos y acciones armadas de uno y otro lado.

La dificultad para llegar a prontos acuerdos radica precisamente en las confesiones públicas de Santos: ‘No estamos negociando nada que pueda preocupar a los colombianos en materia económica o de aspectos fundamentales de nuestro sistema de gobierno’. Los guerrilleros colombianos no estamos defendiendo ningún sistema criminal de gobierno, ni estamos empeñados en sacar adelante una política económica que beneficie las transnacionales en desmedro del pueblo de nuestro país. Santos sí, y esa es nuestra pequeña gran diferencia» en las negociaciones iniciadas a fines de 2012, añadió el jefe de las FARC.

En las FARC «no pretendemos la revolución en una mesa (de diálogo) pero sí al menos concertar un gran acuerdo que saque al país para siempre de la opresión violenta, que siente unas bases mínimas para la construcción de la justicia social. Nuestros adversarios sólo insisten en rendiciones», añadió el comandante del grupo insurgente, el más antiguo del continente y con al menos unos 8.000 miembros sobre las armas.

Desde el inicio de las conversaciones, sobre la base de una agenda de seis puntos, que van desde la propiedad y uso de la tierra hasta el narcotráfico y los derechos de las víctimas del conflicto, Santos ha insistido en que el diálogo se restringe al temario pactado y que tampoco puede ser indefinido.

Las conversaciones comenzaron oficialmente en octubre y hasta ahora los negociadores discuten el segundo punto de la agenda que trata, entre otros, sobre la participación política de los rebeldes en caso se firme un acuerdo de paz.

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