La oposición, ¿es solo tarea de Lasso?

Diego Ordóñez
Quito, Ecuador

Para gratificación de Correa y su trouppe hay que reconocer la eficacia en amedrentar y disuadir a quienes no apoyan o aprecian su gestión, de intervenir en política; y, en demostrar que es mejor la opción utilitaria de adherirse o ser neutro, que oponerse. La temporal y artificial estabilidad económica ha creado una zona de confort desde la que se aprecia con distancia y cinismo cómo se debilitan las libertades, como se derruye la democracia. Expresiones como “no seas obsesivo”, o “son capaces de cualquier cosa” acompañan discusiones efímeras que empiezan con el infaltable “qué te parece lo que sucede” y concluye con “y ¿qué van a hacer?” para ratificar que hacer oposición, por los riesgos que representa, es tarea de los demás.

En este escenario es meritorio que alguien decida involucrarse en la tarea de hacer política. Actividad que es casi delictiva por el inmoral discurso oficial que ha sido asumido sin reflexión por una masa ignara que atraviesa verticalmente estratos sociales e incluso por críticos al correísmo que se han hecho cargo del lenguaje descalificador. Guillermo Lasso decide dejar su zona de confort y ponerse a reconstruir la oposición. Trabaja silenciosamente por cuatro años, comprometiendo sus recursos en la tarea de organizar un movimiento político y obtiene una votación importante para alguien que hasta ese proceso electoral era desconocido.

Pero, ¿es tarea de oponerse al correísmo algo que compete solo a quienes están en la política electoral? Cuando se trate de presentar candidatos sin duda que sí. Pero cuando se trata de defender un sistema de participación política, de defender el derecho de opinar sin retaliaciones o sanciones, de defender la autonomía de las personas para organizarse; de exigir transparencia y honestidad intelectual y moral; la tarea rebasa el ámbito de lo electoral e incluye a todos, ciudadanos integrantes de una sociedad, como individuos o como organizaciones que los representan.

La dura crítica de Felipe Burbano a Guillermo Lasso, expuesta en su columna del martes 14 de enero, es pertinente extenderla a quienes tienen conciencia del perjuicio político, económico y moral del correísmo y deciden abstraerse de tomar postura y militar en ella, o peor aún, denostan de quienes han decidido hacerlo. A los neutrales en épocas de crisis, Dante les tiene reservado el lugar más oscuro y recóndito del infierno. Felipe endereza observaciones que con espíritu democrático Guillermo Lasso las procesará; las que se deben contrastar con la convocatoria a los medios de comunicación, que hizo el mismo Lasso días antes, de no capitular frente a las amenazas. Y añado igual reconvención a gremios y otras organizaciones sociales que guardan silencio.

La participación política no es solo tarea de los políticos. Es responsabilidad ciudadana, aun cuando el mesianismo autoritario haya sentenciado que las personas no podemos hacer política (no electoral) y por eso cierre fundaciones por que ejercen su derecho de participación política. Y critique a los medios y articulistas que tomamos una postura.

Es momento de poner en la mirada una visión positiva e impulsar a quienes deciden asumir riesgos. No está en riesgo una candidatura. Está en riesgo que en esta sociedad, que no es precisamente muestra de espíritu democrático, se consolide un modelo abusivo y represor.

* El artículo de Diego Ordóñez ha sido publicado en el diario HOY, el 23 de enero de 2013.

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