Yo ya pienso por ustedes

Jesús Ruiz Nestosa
Salamanca, España

En su novela “1984”, George Orwell quiso alertarnos sobre los posibles horrores con que podría sorprendernos el futuro. En esa sociedad de pesadilla que describe, el protagonista trabaja en el Ministerio de la Verdad, cuyo objetivo es revisar, día a día, el pasado para ir reescribiendo la historia de modo que ella justifique las medidas tomadas por el gobierno. Sin necesidad de ministerio, cosas parecidas suceden hoy en día.

Aunque no se le conocen veleidades literarias (en realidad ni siquiera sabemos si es que sus manos han sostenido un libro alguna vez), Cristina Fernández de Kirchner ha decidido superar la ficción al crear, como parte de su gobierno, la Secretaría de Coordinación Estratégica del Pensamiento Nacional. El cargo se lo ha dado al “filósofo oficialista” Ricardo Forster, de 56 años, quien adelantándose a las seguras críticas que pronto se levantarían, pidió que se revisara su currículo y los trabajos que ha escrito para comprobar que nada hay en él que augure un pensamiento verticalista y único. Vaya uno a confiar en los currículos de los políticos que ordinariamente son redactados por sus asesores de imagen o sus secretarios de prensa. De este modo, Kirchner se pone en la misma línea que su homólogo Nicolás Maduro que creó el Ministerio de la Felicidad en Venezuela. Estos presidentes bolivarianos que plagan Latinoamérica son una fuente inagotable de ideas que terminarán convirtiendo “Cien años de soledad” de García Márquez en un libro de historia en lugar de una novela.

El nuevo estratega del pensamiento argentino se ha autodefinido diciendo: “Cualquiera que tenga honestidad intelectual y se dedique a ver lo que he escrito a lo largo de mi vida, sabe que vengo de una tradición plural, democrática. Y que para mí el pensamiento y en este caso el pensamiento nacional hace referencia a la confluencia de tradiciones que forman la tradición argentina”. El historiador argentino Luis Alberto Romero, que fue profesor de Forster en la universidad, aportó su granito de arena al debate y, entre otras varias cosas, puntualizó: “Es una persona muy inteligente y formada. Después cambió un poco. Lo más notable es la secretaría que se le ha creado. Primero, por lo de ‘estratégico’, una palabra que hubiera usado Perón, porque este gobierno no puede coordinar estratégicamente nada. Y luego, está el viejo caballito del pensamiento nacional, como si hubiera un pensamiento nacional y otro no nacional”.

Pensaba decir: “Es momento de comenzar a preocuparnos” y renuncié a hacerlo porque tendríamos que haber comenzado a preocuparnos por lo menos hace cincuenta años, o más. El deslumbramiento que causa el poder es hipnótico, seduce. Es lo que se lee entre líneas cuando Romero dice de Forster: “Después cambió un poco”, lo que explica que haya terminado uniéndose a los intelectuales (¿?) que hacen coro al “kirchnerismo”. Días atrás me refería a Juan Gabriel Tokatlian, director del Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales de la Universidad Di Tella de Buenos Aires. En un artículo aparecido en “El País” glorificaba a Unasur que ganó renombre gracias a Néstor Kirchner, alababa las gestiones de dicho organismo y ponía como ejemplo de su eficiencia la expulsión de Paraguay “por faltar a la cláusula democrática”. Además se congratulaba de los nuevos aires democráticos que soplan en el continente que han permitido que un camionero, Nicolás Maduro, haya llegado a la presidencia de su país.

La idea de la Secretaría del Pensamiento Nacional me recuerda a la materia que se daba en España en la época de la dictadura franquista llamada “Formación del Espíritu Nacional” (FEN), cuyos libros se pueden encontrar todavía en las librerías de viejo. La idea de crear un pensamiento único tiene que ver con aquello de “Ojalá que Roma tuviera una sola cabeza para poder cortársela de un solo tajo”. O bien que tuviera un solo pensamiento así lo manejo a mi antojo. Tiene que ver con el pensamiento fascista, no importa que sea de derecha o de izquierda. Para los efectos operativos es lo mismo. De allí que no deba extrañarnos que pronto Cristina Kirchner salga al balcón de la Casa Rosada para hablarles a “sus piqueteros” como otrora lo hacía su álter ego a “sus descamisados” y les diga: “Argentinos, para qué quieren pensar si yo estoy pensando por ustedes”. Por atrás de sus sombreros con plumas, Benito Musolini le hará un guiño cómplice. Que ellos sean unidos.

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El texto de Jesús Ruiz Nestosa ha sido publicado originalmente en el diario ABC Color de Paraguay.

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