El G-77 convertida en cumbre de dictadores

Carlos Sánchez Berzaín
Miami, Estados Unidos

La reunión del Grupo de los 77 (G-77) más China realizada en Santa Cruz-Bolivia la semana pasada, ha resultado convirtiéndose en una reunión de dictadores que emitieron la declaración denominada «Por un Nuevo Orden Mundial para Vivir Bien» con 242 conclusiones, que son expresiones de deseo de posiciones económicas y políticas de los participantes y sus tendencias. Asistieron a la cumbre 14 presidentes entre los que se contaron a Robert Mugabe de Zimbabwe, Teodoro Obiang de Guinea Ecuatorial, Raúl Castro de Cuba, Nicolás Maduro de Venezuela, Rafael Correa de Ecuador y el anfitrión Evo Morales.

El G-77 creado en 1964 por 77 países que hoy son 133, es una organización intergubernamental de estados en vías de desarrollo que busca proveer a los países del sur medios para articular y promover sus intereses económicos, mejorar su capacidad conjunta de negociación en el sistema de Naciones Unidas y la «promoción de la cooperación Sur-Sur para el desarrollo».

En los últimos años el eje Caracas-La Habana con su proyecto del socialismo del siglo XXI, tiene el control político del G-77, lo ha convertido en mecanismo político de protección de dictaduras habiendo logrando que la presidencia pro-tempore del 2013 sea para Cristina de Kirchner y la del 2014 para Evo Morales, llevando la reunión de este año a Bolivia, como parte de la campaña para seguir encubriendo sus dictaduras como si fueran democracias, además de favorecer a Morales en el proceso electoral articulado para re-reelegirse en octubre de este año.

Entre las 242 conclusiones, establecidas por la reunión vale la pena analizar la 35 sobre la democracia, hecha para encubrir y proteger los procesos dictatoriales cuyos caudillos se concentraron en la reunión. La conclusión 35 expresa: «Consideramos que la democracia es un valor universal basado en la voluntad libremente expresada de los pueblos de determinar sus propios sistemas políticos, económicos, sociales y culturales y participar plenamente en todos los aspectos de la vida. Reafirmamos que, si bien todas las democracias tienen características comunes, no existe un modelo único de democracia, y que la democracia no pertenece a ningún país o región, y reafirmamos además la necesidad de respetar debidamente la soberanía, la unidad y la integridad territorial y el derecho a la libre determinación, así como el rechazo a cualquier intento de desestabilizar los sistemas constitucionales y democráticos legítimamente establecidos por los pueblos».

La democracia es un valor universal, pero para ser considerada y reconocida como tal tienen que concurrir los elementos esenciales universalmente aceptados y obligatoriamente vigentes en el marco de la Carta Democrática Interamericana, que son «el respeto a los derechos humanos y las libertades fundamentales; el acceso al poder y su ejercicio con sujeción al estado de derecho; la celebración de elecciones periódicas, libres, justas y basadas en el sufragio universal y secreto como expresión de la soberanía del pueblo; el régimen plural de partidos y organizaciones políticas; y la separación e independencia de los poderes públicos». Ninguno de estos elementos de la democracia existe en ninguno de los países sometidos por los dictadores Mugabe, Obiang, Castro, Maduro, Correa y Morales.

De esta manera por vía de declaración del G-77 más China, con la asistencia y beneplácito de delegados de más de cien países, los dictadores ha fijado su noción utilitaria de democracia que les sirve para confundir y para encubrir sus dictaduras. Así pueden seguir reclamando la denominación de democracia, violando los derechos humanos y las libertades fundamentales, habiendo liquidado el estado de derecho, realizando elecciones manipuladas con los principales líderes de oposición perseguidos, exiliados, presos o muertos, articulando sistemas de partido único o de oposición regulada, y concentrando el control de todos los poderes del estado.

No extraña que en la misma cumbre se haya pedido eliminar el Consejo de Seguridad de la ONU, proponer un nuevo orden mundial alentado por dictadores, apoyar a Nicolás Maduro, expresar solidaridad con Morales y más. Lo que llama la atención es que esto haya sucedido en presencia del Secretario General de la Naciones Unidas y de representantes de países democráticos de quienes no se escuchó ni una palabra por los perseguidos, presos, exiliados y asesinados políticos víctimas de la dictadura del anfitrión y de las de sus más notables huéspedes de Zimbabwe, Guinea Ecuatorial, Cuba, Venezuela y Ecuador.

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