El Mundial: Like a Rolling Stone

Mauricio Maldonado Muñoz
Génova, Italia

Hablo en esta columna como un aficionado al fútbol. Uno no particularmente razonable, por cierto. Sobre todo mientras los partidos se desarrollan y si el equipo que yo apoyo no va ganando. Suelo perder la cabeza y más de una vez he expresado mi sentir sobre, por ejemplo, ciertos árbitros (con quienes suelo ser muy cordial). El mundial, como el evento maravilloso que es, parece una muy buena ocasión para que estas cosas ocurran. Así lo veo y así lo vivo yo.

He vivido y me he sentido a gusto en tres países diferentes: Ecuador, Argentina e Italia. En este mundial, camaleónicamente, he apoyo a estas tres escuadras (con cierto orden de prelación, además). Ayer, muy emocionado, vi el partido de Uruguay contra Italia en medio de una hermosa plaza romana. Llena de gente, entre el Altar de la Patria y la Columna de Trajano, la plaza parecía augurar un buen momento. Dos días antes había estado en el concierto de los Rolling Stones (¡qué concierto!), cuando Mick Jagger había dicho: Italia vencerá el mundial, ganará 2-1 (dicen que lo había dicho en 82’, así que había esperanzas).

No obstante, Italia se quedó afuera del mundial de forma merecida, particularmente por lo que hizo (o lo que no hizo) contra Costa Rica. Pero claro, como hincha del fútbol y de la selección italiana, no pude sino sentirme frustrado por la eliminación de la ‘azzurra’ (además de que me cuesta creer que Mick Jagger falle en sus profecías, pero eso es otra cosa).

Vi diez veces la repetición de la expulsión de Marchisio y no vi una sola vez una razón para expulsarlo. ¡Una amarilla a lo mucho, cuervo! Luego, Suárez sacó lo peor de mí. No puedes morder a otro jugador, simplemente no puedes. Consideremos que es la tercera vez que Suárez hace lo mismo (lo que quiere decir que es un reincidente de cuidado). Morder a otro jugador sí que da para roja, pero él no fue expulsado. Y si consideramos la dentadura de Suárez, la situación se complica más. Pero bueno, no entremos en ese tipo de disquisiciones. Conductas como esa le hacen mucho mal al mundo del deporte. Ojalá, sinceramente, que la FIFA lo sancione de forma ejemplar; lo que podría ser, desde la suspensión de algunos partidos, hasta la ortodoncia.

Pero claro, esta Italia no hizo lo suficiente para pasar de la primera fase, lo cual para mí resulta penoso. De ahí no viene mi queja, de todos modos, sino de un cuervo y un mordedor imperdonable. Y por supuesto, de un equipo que no supo encontrar el camino y que tal vez mereció perder. Pero perder así molesta mucho, porque ese sentimiento de injusticia se queda; además de que coincidió con el retiro de la selección de Buffon y Pirlo, quienes nos han regalado mucha magia, mucho fútbol. Buffon es uno de los mejores arqueros de la historia. Y Pirlo es el arquitecto.

Lamentablemente, se dice que Balotelli se quejaba de los “viejos”. Muy mal síntoma para un jugador que pudiendo ser un ‘fuoriclasse’ ha demostrado con mucha frecuencia no serlo. De hecho, parece que Balo, después de la semifinal contra Alemania, ha dado poco y nada. Más todavía, hoy que Andrea Pirlo quiso despedirse de sus compañeros, lo esperaron todos, menos Mario. Una pena, porque Pirlo o Buffon representan más cosas, y si Balotelli no lo entiende, quizás no merezca estar en la selección.

Por otra parte, hoy jugará Ecuador. Desde ya estoy sufriendo. Francia viene con todo y nosotros venimos titubeando. Pero claro, como hincha no puedo pensar en otra cosa que en las posibilidades de la Tri (denme una alegría, muchachos; que hoy donde me encuentre cantaré nuestro himno). Espero que lo logremos, creo que podemos. Puede ser un gran día o una ocasión oportunísima para sufrir como si se acabara el mundo.

¡Qué lindo es el mundial, qué grandes son los Rolling Stones y qué hermosa ciudad es Roma!

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