Atacan a voluntarios de Cruz Roja que luchan contra el ébola en Guinea

En esta foto del jueves 4 de septiembre de 2014, un trabajador médico, a la derecha, rocía con químicos desinfectantes el cadáver de un hombre que se sospecha murió enfermo de ébola mientras otras personas observan en Monrovia, Liberia. (AP Foto/Abbas Dulleh, File)

CONAKRY, Guinea (AP) — Un equipo de la Cruz Roja fue atacado mientras recogía cadáveres supuestamente infectados con ébola en el sudeste de Guinea, en la más reciente ola de agresiones que obstaculizan los esfuerzos para contener el brote de la mortífera enfermedad en África occidental.

Un trabajador de la Cruz Roja convalece después de ser herido en el cuello en el ataque del martes en Forecariah, informó Benoit Carpentier, un vocero de la Federación Internacional de las Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.

Familiares de los muertos atacaron los automóviles de los seis voluntarios, dijo Mariam Barry, una residente. Después una turba se dirigió a la oficina regional de salud y apedreó el edificio.

El ataque es el más reciente en una ola de agresiones contra las cuadrillas que entierran cadáveres, suministran información sobre el ébola y desinfectan sitios públicos. El más grave hasta ahora fue el secuestro y asesinato la semana pasada de un grupo de funcionarios de salud y periodistas en Guinea que informaban al público cómo evitar contraer el ébola.

Se cree que el virus ha infectado a más de 5.800 personas en Liberia, Sierra Leona, Guinea, Nigeria y Senegal. Es el mayor brote del virus en el mundo, parcialmente debido a que no fue detectado durante meses, comenzó en una zona con mucho desplazamiento humano y se ha propagado a ciudades densamente pobladas.

La resistencia a los esfuerzos por controlar la enfermedad ha frustrado los esfuerzos por contener o frenar la enfermedad en los tres países más afectados, Liberia, Sierra Leona y Guinea, dijeron las autoridades.

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Por BOUBACAR DIALLO y SARAH DiLORENZO, Associated Press. DiLorenzo reportó desde Dakar, Senegal. Maria Cheng, de la AP, contribuyó desde Londres.

 

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