Dilma dice que seguirá construyendo un país de solidaridad y oportunidades

(Foto AP/Eraldo Peres)

SAO PAULO (AP) — La presidenta brasileña Dilma Rousseff fue reelegida el domingo por el menor margen electoral logrado en los tres decenios transcurridos desde que el país regresó a la democracia, lo que le otorgó al Partido de los Trabajadores el mandato más débil desde entonces y en momentos en que el país enfrenta algunos de los mayores retos.

Después de conseguir el domingo una victoria con 51,6% del voto contra el 48,8% de su contendor, el centroderecha Aécio Neves, Rousseff envió un mensaje de reconciliación nacional mientras busca relanzar una economía empantanada, impulsar una reforma política en un fragmentado Congreso, donde ahora tiene menos apoyo, y responder así a las exigencias populares de mejorar la prestación de unos pésimos servicios públicos — frustraciones que llevaron hace un año a que se convocaran candentes manifestaciones callejeras.

En su discurso de victoria, Rousseff dijo que el «diálogo» sería la primera promesa de su segundo período presidencial, pero todavía queda por ver cuánto acompañará la oposición a sus ideas de una economía estatista en la que el crecimiento se ha detenido pese a que la presidente ha logrado mantener un desempleo en un nivel bajo.

«Quiero ser una presidenta mucho mejor de lo que he sido hasta ahora», dijo la mandataria ante sus seguidores durante un discurso en Brasilia, después que el Tribunal Superior Electoral anunció el triunfo de Rousseff.

«Vamos a continuar construyendo un mejor Brasil, un Brasil más inclusivo, más moderno, más productivo, un país de solidaridad y de oportunidades», dijo Rousseff en referencia al Partido de los Trabajadores (PT).

Neves, ex gobernador del estado de Minas Gerais, dijo en rueda de prensa que llamó por teléfono a Rousseff para felicitarla y desearle éxito en su segundo mandato.

«Estaré eternamente agradecido a todos y cada uno de ustedes que me permitieron soñar de nuevo en la construcción de un nuevo proyecto», expresó Neves. «La mayor prioridad debe ser unir a Brasil en torno a un proyecto honorable que traiga dignidad a todos los brasileños».

En Sao Paulo, miles de seguidores se concentraron en la Avenida Paulista con banderas rojas, propias de la campaña de Rousseff, para festejar el triunfo. Arrojaron petardos y, como si fuera carnaval, marcharon en grupo tocando tambores y bailando al son de canciones populares del noreste de Brasil, donde la presidenta tiene parte de su apoyo. Una enorme pancarta con una ilustración inspirada en una foto de Rousseff cuando era una joven guerrillera marxista se extendía a lo largo de la popular calle y era cargada por un grupo de seguidores.

«Es un gran alivio. Siento mucha alegría y esperanza ahora», dijo Weberth Pinheiro Lopes, tras besar a su novia en medio del tumulto bajo una ligera lluvia. «La posibilidad de perder era alta, pero nos unimos y prevalecimos».

Durante la última década, el PT encabezó una profunda transformación al ampliar programas de bienestar social que ayudaron a sacar a 40 millones de personas de la pobreza.

«Dilma tiene la inclusión social de su parte, pero las políticas macroeconómicas durante sus primeros cuatro años en el cargo han sido muy débiles», dijo Carlos Pereira, analista político de la Fundación Getulio Vargas, un importante grupo de estudios de Brasil. «La inflación ha regresado, el país está técnicamente en recesión y el gasto público está fuera de control. Es menos probable que ahora pueda ofrecer inclusión social y estabilidad macroeconómica a la vez».

Por su parte, Pedro Fassoni Arruda, profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Católica de Sao Paulo, dijo que los resultados demuestran que la oposición se ha fortalecido por la insatisfacción en algunos sectores.

«El apretado triunfo de Dilma enciende una luz roja y advierte al PT que las personas ya no están tan convencidas de apoyar al partido y al gobierno como lo estaban hace cuatro años».

Liliane Viana, de 56 años y empleada jubilada del gobierno federal, dijo que tenía miedo de que Rousseff perdiera y con ello se hundieran los proyectos del partido. A pesar de la celebración, Viana dijo que los seguidores de la presidenta ya exigían cambios como una reforma política.

«Estoy muy contenta porque creo que la construcción de Brasil apenas ha comenzado y ahora vamos a tener continuidad», dijo Viana. «Estamos celebrando ahora, pero tenemos trabajo pendiente», dijo, señalando un letrero que exige reformas.

Rousseff apostó a que la gratitud de los brasileños por un decenio de progreso podría más que sus temores ante un escenario económico incierto. Neves aseguraba que de ganar las elecciones presidenciales mantendría todos los programas sociales.

Ambos llegaron casi empatados al final de una campaña enconada y llena de altibajos.

La división entre los dos candidatos fue clara en las últimas tres semanas de la campaña. Analistas dicen que la elección presentó a los electores el dilema de escoger entre dar continuidad a los programas de inclusión social con Rousseff, o abrir paso a un nuevo proyecto macroeconómico favorable a los mercados para alentar el crecimiento con Neves, del Partido de la Social Democracia.

Los que apoyaron a Rousseff afirmaron que sólo ella mantendría los compromisos sociales que beneficiaron a los pobres.

Sin embargo, en los últimos cuatro años, bajo el gobierno de Rousseff, el país sufrió con un crecimiento económico débil y entró técnicamente en recesión.

Neves, además, criticó a Rousseff por un escándalo de corrupción en la petrolera paraestatal Petrobras, donde un ex ejecutivo testificó que el PT recibió dinero por sobornos. Rousseff niega haber conocido ese esquema y repitió constantemente a los brasileños que votar por Neves sería un «retroceso» a la era en que Brasil registraba altos índices de inflación y desempleo.

Rousseff rechazó esas acusaciones y dijo a los brasileños que un voto por Neves sería apoyar el regreso de Brasil a una época caracterizada por una intensa turbulencia económica, una hiperinflación incontrolable y un desempleo por las nubes, que, según ella, fue la nación que el PT encontró cuando los socialdemócratas cedieron el poder a los izquierdistas.

«Hemos trabajado muy duro para mejorar la vida de las personas, y no vamos a dejar por nada en el mundo, ni siquiera en esta crisis o por el pesimismo de todos, que nos quiten lo que se ha conquistado», dijo Rousseff antes de votar al sur del país.

Neves dejó el cargo de gobernador en 2010 con un índice de aprobación del 92%. Al final de la campaña repuntó y dio la sorpresa al conseguir el segundo lugar en la primera vuelta y forzar a Rousseff a celebrar una segunda vuelta.

Desde Belo Horizonte, su ciudad natal y capital del estado de Minas Gerais, agradeció a los «más de 50 millones de brasileños» que votaron por él.

«Estaré eternamente agradecido con todos y cada uno de ustedes porque me permitieron soñar de nuevo con la construcción de un nuevo proyecto», dijo. «He dado una buena batalla. Cumplí mi misión y mantengo la fe».

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Por ADRIANA GOMEZ LICON, Associated Press BRADLEY BROOKS y STAN LEHMAN, Associated Press. Los corresponsales de Associated Press Brad Brooks, Stan Lehman y Jenny Barchfield contribuyeron a este despacho desde Sao Paulo y Río de Janeiro.

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Simpatizantes de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, celebran tras la divulgación de un reporte del tribunal electoral hoy, domingo 26 de octubre de 2014, en Brasilia (Brasil). Rousseff lidera con un 51,18 % de los votos la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas hoy y se impone por ajustado margen al opositor Aécio Neves (48,04 %), con el 96,48 % del censo escrutado, según los números oficiales del tribunal electoral. EFE/Fernando Bizerra Jr.
Simpatizantes de la presidenta brasileña, Dilma Rousseff, celebran tras la divulgación de un reporte del tribunal electoral hoy, domingo 26 de octubre de 2014, en Brasilia (Brasil). Rousseff lidera con un 51,18 % de los votos la segunda vuelta de las elecciones presidenciales celebradas hoy y se impone por ajustado margen al opositor Aécio Neves (48,04 %), con el 96,48 % del censo escrutado, según los números oficiales del tribunal electoral. EFE/Fernando Bizerra Jr.

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