EEUU e Irán, una historia llena de fracasos

Foto de Archivo: La República

Londres (AP) — Bill Clinton y George W. Bush lo intentaron. Ninguno tuvo éxito. En la mitad de su segundo mandato, el presidente Barack Obama está más cerca que cualquiera de sus predecesores de una mejoría de las relaciones con Irán. Pero todavía no lo ha logrado y quedan muchos obstáculos por superar, incluido el conflicto brutal en Siria e Irak.

Las negociaciones en torno al programa nuclear de Irán se reanudaron en Viena el martes bajo la sombra de los fracasos anteriores. Esta se suma a los problemas actuales, que incluyen el surgimiento del Estado Islámico en Irak y Siria, la enconada oposición israelí a un acuerdo y la hostilidad tanto del Congreso en Washington como de los intransigentes en Teherán que ya buscan la forma de frustrarlo todo.

Estos problemas, combinados con la naturaleza compleja de las negociaciones, frenan los avances y acrecientan las probabilidades de alcanzar algo menos que un acuerdo pleno para el 24 de noviembre, cuando vence el plazo. Fuentes oficiales dicen que la extensión del plazo es posible, pero advierten que nuevas demoras traen nuevas complicaciones.

Obama y sus principales colaboradores niegan que haya otra cosa en juego que la superación del impasse nuclear. Pero reconocen que un acuerdo es crucial para mejorar las relaciones, algo que según trascendidos Obama le comunicó en una carta reciente al líder supremo iraní, ayatolá Alí Jamenei.

Estados Unidos e Irán aparentemente comparten el interés en derrotar al Estado Islámico, pero el asunto se ha mencionado apenas de manera tangencial. El objetivo del gobierno de Obama es la derrota definitiva de los milicianos, cuyo ascenso atribuye a las atrocidades cometidas por el presidente sirio Bashar Assad y el fracaso del anterior gobierno iraquí.

Irán coincide en el objetivo de derrotar al EI, y posiblemente accedió al derrocamiento meses atrás del presidente iraquí Nuri al-Maliki a pesar de sus posiciones pro-Teherán, pero no cede en cuanto a Assad, que según Washington debe caer.

De ahí que Obama avanza con pies de plomo mientras muchos exigen que haga algo más para provocar el derrocamiento de Assad. Ha rechazado las sugerencias de que mayor ayuda estadounidense a los rebeldes sirios apunte a ese objetivo.

La divergencia sobre Assad, con ser tan grave, dista de ser el único obstáculo no nuclear a un acuerdo.

Las décadas de desconfianza pesan sobre las conversaciones. Y se remontan a mucho antes de la Revolución Islámica de 1979 y la toma de rehenes en la embajada estadounidense en Teherán. Para los iraníes aún está fresco el recuerdo del apoyo de Washington al golpe de estado de 1953, que derrocó al primer ministro Mohammed Mossadegh.

ARCHIVO - Foto de archivo, 15 de julio de 2014, del canciller iraní Mohammad Javad Zarif durante las negociaciones nucleares en Viena. Las conversaciones se reanudaron el martes 18 de noviembre de 2014 con la esperanza de concluirlas antes del plazo, que vence el 24 de noviembre. (AP Photo/Ronald Zak, File)
ARCHIVO – Foto de archivo, 15 de julio de 2014, del canciller iraní Mohammad Javad Zarif durante las negociaciones nucleares en Viena. Las conversaciones se reanudaron el martes 18 de noviembre de 2014 con la esperanza de concluirlas antes del plazo, que vence el 24 de noviembre. (AP Photo/Ronald Zak, File)

Más relacionadas