Kiev, 23 ene (EFE).- Los separatistas prorrusos anunciaron hoy una ofensiva para reconquistar todo el territorio de la región ucraniana oriental de Donetsk, tras descartar una nueva tregua con las autoridades de Kiev.
«Avanzaremos hasta las mismas fronteras de la región de Donetsk. Los hombres tomarán parte en la ofensiva con gusto», aseguró Alexandr Zajárchenko, líder de la autoproclamada república popular de Donetsk.
Según los acuerdos de paz de Minsk, ambos bandos se comprometían a mantener sus posiciones de mediados de septiembre, momento en el que los rebeldes controlaban un tercio de esa región minera limítrofe con Rusia, mientras el resto está ocupado por las fuerzas del Gobierno de Kiev.
No obstante, Zajárchenko aseguró a la prensa que lanzar una ofensiva contra las fuerzas gubernamentales es la única forma de alejar la artillería enemiga, aduciendo que ésta ha reanudado en los últimos días los bombardeos contra los barrios residenciales de las principales plazas fuertes prorrusas.
Los rebeldes tomaron esta decisión después de que la víspera un ataque con fuego de artillería contra una parada de transporte público en Donetsk costara la vida de 8 personas, con la que son 262 los muertos civiles en el este de Ucrania en los últimos nueve días, según cifras de la ONU.
«No habrá más treguas», insistió Zajárchenko, en alusión a que la declarada el 9 de diciembre pasado y que se respetó hasta la segunda semana de enero es ahora papel mojado.
El líder insurgente advirtió a Kiev de que las milicias «pueden avanzar simultáneamente en tres direcciones» y adelantó que la ciudad de Slaviansk, cuna de la sublevación prorrusa en abril del año pasado y bajo control de Kiev desde julio, es objetivo prioritario.
«La razón es el agua que hay allí, porque el 90 por ciento del agua de Donetsk no es potable», explicó.
Antes deberán vencer la resistencia gubernamental en las localidades de Peski y Adeyévka, en las inmediaciones del aeropuerto de Donetsk, que las fuerzas leales a Kiev abandonaron esta semana tras ocho meses de resistencia.
Otro de los objetivos rebeldes es Debáltsevo, localidad donde se concentran la mayoría de fuerzas del Ejército y la Guardia Nacional ucranianos y de la que, según informó la OSCE, serán evacuados los militares rusos que integraban junto a los ucranianos el centro de control y coordinación que supervisa el alto el fuego.
Zajárchenko aseguró que por el momento no tienen pensado atacar Mariúpol, sede del Gobierno provisional leal a Kiev, aunque un diputado ucraniano denunció una ofensiva rebelde con tanques contra el puerto (mar de Azov).
Las fuerzas de los prorrusos de Lugansk «también avanzan», agregó el jefe rebelde, en alusión a que los guerrilleros de la región vecina ya tomaron dos puestos de control gubernamental y han cercado otro.
En una muestra de que los ánimos se han exacerbado es la decisión de aprobar en breve la pena de muerte en Donetsk y la orden adelantada por Zajárchenko: «No hay que tomar prisioneros. No necesitamos canjearlos».
A su vez, descartó la participación en las negociaciones de paz de Minsk con mediación de Rusia y la OSCE si en ellas no participa personalmente el presidente ucraniano, Petró Poroshenko.
«No le veo sentido. Estamos avanzando. ¿De qué negociaciones estamos hablando? Viene Poroshenko, entonces hablaremos», insistió y recordó que el representante ucraniano en las negociaciones, el expresidente Leonid Kuchma, «carecía de estatus oficial» para tomar decisiones.
En Moscú, el presidente ruso, Vladímir Putin, aseguró hoy durante una reunión de su Consejo de Seguridad que la responsabilidad por el agravamiento de la situación bélica y por la muerte de civiles recae en las autoridades ucranianas.
«Son las autoridades ucranianas quienes dieron la orden oficial de lanzar acciones militares a gran escala prácticamente a lo largo de todo el frente. Utilizan artillería, lanzaderas de misiles y aviación de modo indiscriminado, en barrios muy populosos», denunció, citado por agencias rusas.
Y criticó el hecho de que la ofensiva gubernamental fuera la respuesta a su propuesta para que ambos bandos retiren la artillería y las lanzaderas de misiles a una distancia tal que resulte imposible alcanzar los núcleos de población.
«Esa propuesta coincidía casi completamente con las exigencias de Kiev. Incluso habíamos planteado que el repliegue del armamento pesado se hiciera en torno a la línea de separación que consideran justa las autoridades kievitas y que se corresponde con los acuerdos de Minsk firmados el 19 de septiembre», subrayó.
Los rebeldes informaron hoy sobre 40 bajas en sus filas en las últimas 24 horas, mientras estiman en 752 los soldados ucranianos muertos desde el pasado domingo, la mayoría en la batalla por el control del aeropuerto y sus alrededores. EFE