Tsipras, favorito en elección crucial en Grecia

El líder de Syriza, Alexis Tsipras levanta el puño a la salida del colegio electoral donde votó en Atenas. Foto del periodisdta Alexandro Stamatiou, de la agencia Reuters

ATENAS (AP) — Grecia vota desde primera hora de la mañana del domingo en unas elecciones generales anticipadas que podrían alterar el curso de su lucha contra una agobiante deuda, con un partido de la izquierda radical encaminado a la victoria tras prometer que reescribirá los términos de su rescate internacional.

El partido Syriza, liderado por Alexis Tsipras, se ha mantenido claramente por delante del conservador Nueva Democracia, del primer ministro Antonis Samaras, en las encuestas realizadas durante la campaña electoral para unos comicios que se celebran dos años antes de lo previsto.

Pero esos sondeos mostraron también que un porcentaje importante del electorado seguía sin tener claro su voto hasta el último momento, sugiriendo que Syriza podría tener problemas para lograr los escaños suficientes que le permitirían formar gobierno en solitario.

«Estas elecciones son cruciales para nuestro futuro y para el futuro de nuestros hijos», dijo Samaras tras depositar su voto en una localidad del sur del país. «Hoy decidimos si seguimos adelante con fortaleza, con seguridad, con calma, o si nos embarcamos en aventuras».

Samaras dijo que era optimista para lograr la victoria en vista de lo que calificó de «gran número sin precedentes» de votantes indecisos. Añadió que será este grupo quien decida el resultado.

Una masa de medios de comunicación rodeó a Tsipras cuando se disponía a votar en Atenas. «¡El tiempo de la izquierda ha llegado!», coreaba un grupo de jóvenes activistas de su partido.

Un relajado Tsipras bromeó con los periodistas que se empujaban para obtener declaraciones y fotos. «Hemos estado esperando este momento cinco años. Podéis esperar cinco minutos más», dijo.

«Hoy, los griegos están llamados a dar, con decisión, el último paso para recuperar la esperanza, para terminar con el miedo, para la vuelta de la democracia y la dignidad a nuestro país», dijo el candidato fuera del centro electoral. Añadió que votar a Syriza aseguraría que Grecia negociaría «un acuerdo difícil para reincorporarse a Europa en igualdad de condiciones. Soy optimista, este será un día histórico».

Syriza basó su campaña electoral en la promesa de renegociación del rescate internacional de 240.000 millones de euros al país, y se ha comprometido a revertir muchas de las reformas impulsadas para optar a los préstamos que han mantenido a Grecia a flote financieramente desde 2010.

La retórica antirrescate ha renovado los temores sobre la capacidad de Grecia para salir definitivamente de la crisis financiera que arrasó un cuarto de su economía, elevando el desempleo y minando la fortaleza del euro, la moneda que comparten 19 naciones europeas.

Los acreedores de Grecia insisten en que el país debe cumplir con sus compromisos anteriores para seguir recibiendo ayuda, e inversores y mercados se han alterado por la retórica antirrescate. El país podría enfrentar una bancarrota si no se alcanza una solución, aunque la especulación sobre una «Grexit» —un juego de palabras en inglés para nombrar la salida de Grecia del euro— y el potencial colapso de la moneda única ha sido mucho menos intensa que en las últimas elecciones generales de 2012.

La campaña de Samaras se centró en la mejora de la economía, que en el tercer trimestre de 2014 creció por primera vez en seis años. Prometió que, si sale reelegido, reducirá impuestos y advirtió de las consecuencias potencialmente nefastas de incumplir las condiciones del rescate. Sus rivales lo acusan de usar técnicas para atemorizar.

Por su parte, Syriza promete terminar con la aplastante austeridad que ha imperado en el país y ha llevado a su partido a muchos votantes enfurecidos por la pérdida de nivel de vida y el incesante aumento de impuestos.

La gran pregunta es si alguno de los partidos obtendrá los 151 escaños necesarios — en un parlamento de 300 — para formar gobierno en solitario. La escena política griega se ha fracturado durante la crisis financiera, con el electorado abandonando los dos partidos tradicionalmente dominantes — conservadores y socialistas — en favor de un puñado de formaciones más pequeñas.

Mara Ramou, funcionaria en un centro de votación de Atenas, dijo que esperaba la votación arrojase un gobierno estable sin necesidad de celebrar una segunda elección, como ocurrió en 2012.

«Espero que los votos expresen lo que la gente quiere y cree realmente, y que las cosas cambien para nosotros» dijo añadiendo su preocupación por que las presiones sociales y financieras no «empeoren en una Grecia que ya está, por la austeridad y la crisis, tocada a todos los niveles de la sociedad».

Sin los 151 escaños necesarios, el partido que tenga mayoría tendrá que intentar formar un gobierno de coalición, o al menos asociarse con otra formación. Los tres grupos con mayor número de votos tendrán tres días para intentar formar gobierno y evitar una segunda convocatoria de elecciones, que se celebrarían en un mes.

Otra opción para el ganador podría ser buscar apoyos para mandar en minoría. Esto supondría que otras formaciones accedan a respaldar al ejecutivo en la cámara sin participar en una coalición formal.

Las encuestas de opinión previas a la votación del domingo mostraron al nuevo partido centrista Potami compitiendo por el tercer puesto con la formación de inspiración nazi Amanecer Dorado, cuyo líder y varios de sus principales legisladores están en prisión a la espera de juicio acusados de pertenencia a organización criminal.

El próximo gobierno de Grecia se enfrenta a una serie de tareas de gran calado, la más apremiante concluir las negociaciones con los supervisores del rescate para cobrar 7.200 millones de euros (8.100 millones de dólares) que tendría que haber recibido a finales del año pasado.

Los supervisores «deben venir pronto», dijo el ministro de Finanzas, Gikas Hardouvelis, el sábado.

El nuevo gobierno también deberá negociar algún tipo de alivio para la deuda nacional, que asciende a 320.000 millones de euros, e impulsar el débil crecimiento.
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Por ELENA BECATOROS

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