Se relaja la tensión entre Hezbola e Israel con mediación de la ONU

Jerusalén, 29 ene (EFE).- La tensión disminuyó hoy en la triple frontera del norte de Israel, tras los ataques del miércoles entre el Ejército israelí y el grupo chií libanés Hizbulá, en los que murieron un militar español de la FINUL y dos soldados israelíes.

«Nuestras fuerzas siguen en estado de alerta por temor a cualquier intento de ataque a la población israelí. Las medidas de precaución no se han anulado», dijo hoy a Efe una fuente militar, que confirmó que desde el miércoles no se ha registrado ningún incidente.

Angie Colorado, una israelí de origen colombiano que reside en un kibutz situado a apenas dos kilómetros y medio de la frontera con el Líbano, declaró en conversación telefónica con Efe que la situación está más calmada.

«En principio se superó la cosa, estamos mejor. A priori parece todo normal, aunque sí que estamos pendientes de las instrucciones del oficial de seguridad del kibutz por si se prende de nuevo la cosa», explicó.

Varios kilómetros al otro lado de la frontera, aviones militares israelíes efectuaron en la mañana de hoy ataques ficticios, a media altitud, sobre las zonas de Nabatieh, Iklim el Tuffah, Maryeyun, Jiam y Arkub, informó la agencia oficial libanesa, ANN.

En Nabatieh también sobrevolaron aviones de espionaje, mientras que aeronaves de reconocimiento hicieron lo mismo en las regiones de Hasbaya (sur), en la parte occidental de la Bekaa y en Rachaya.

Ayer, la frontera entre los dos países fue escenario del peor incidente armado en la zona desde la guerra de 2006 cuando un ataque de cohetes antitanque de la milicia Hizbulá contra un convoy militar israelí desencadenó una serie de bombardeos mutuos en las llamadas Granjas de Chabaa o Har Dov, ocupadas por Israel a Siria en 1967 y reclamadas por el Líbano.

En el primer ataque murieron dos militares israelíes y siete resultaron heridos, mientras que un miembro del contingente español de la Fuerza Interina de la ONU para el Líbano (FINUL), el cabo Francisco Javier Soria, falleció en los bombardeos posteriores.

El ministro español de Exteriores y Cooperación, José Manuel García-Margallo, afirmó hoy que «parece probado, salvo demostración en contrario, que el fuego era israelí, que las treinta granadas cayeron en la zona azul, de demarcación», donde se encuentran los cascos azules de la ONU.

El ministro subrayó que esta información fue proporcionada por «el secretario general adjunto de Operaciones de Mantenimiento de la Paz» de la ONU, pero instó «a esperar a ver cómo avanza la investigación».

El ataque de Hizbulá fue en venganza por la muerte de seis de sus combatientes en un bombardeo israelí el pasado 18 de enero en una zona de Siria fronteriza con los Altos del Golán, ocupados porIsrael desde 1967.

Horas después, Israel recibió un mensaje del movimiento chií libanés en el que señalaba que no estaba interesado en una mayor espiral de violencia, según confirmó hoy a Efe una fuente militar.

Tramitado a través de la FINUL, el mensaje decía básicamente que el grupo veía el asunto «zanjado» y que «no buscaba una mayor escalada».

Ayer, los principales medios israelíes informaron de que la FINUL mediaba entre ambas partes para relajar la tensión de los últimos diez días y conjeturaban que tampoco Israel estaba interesado en que la escalada fuera a mayores, dada la proximidad de las elecciones, convocadas para el 17 de marzo.

Según el diario Yediot Aharonot, la respuesta israelí al mensaje de Hizbulá fue que «la calma será respondida con calma».

Israel y Hizbulá se enfrentaron en 2006 en una guerra que se cobró las vidas de más de 1.100 libaneses y 150 israelíes, y que dejó ambos países paralizados durante 34 días.

Desde entonces se han producido algunos choques menores en la zona, aunque la estabilidad en esa frontera se debe quizás al cambio de la situación estratégica en la región.

La Primavera Árabe sumió en una sangrienta guerra civil a la vecina Siria, en la que Hizbulá apoya con hombres al régimen del presidente sirio, Bachar al Asad.

«Es difícil saber lo que quiere (el secretario general de Hizbulá, Hasan) Nasralá, más fácil es saber lo que desde luego no quiere: Nasralá no quiere una escalada y menos una guerra (con Israel, escribió hoy Eyal Zisser, profesor de la Universidad de Tel Aviv y autor de una decena de libros sobre Siria y el Líbano.

El académico recuerda que «Hizbulá ha perdido cientos de hombres en unos combates en Siria que están lejos de terminar» y que en el Líbano se escuchan «voces» que exigen a Nasralá «no arrastrar al país a una nueva guerra con Israel«. EFE

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