Poesía y tempestad en la Casa Moujou

Lectura de poesía 'Para los oídos las palabras' en Casa Moujou. Foto de Carolina Cedeño/LA REPÚBLICA.EC

Crónica.- Hacia las 6 de la tarde la tempestad que caía sobre Quito el jueves 19 de febrero amenazaba con no tener fin. La neblina ensombrecía la visión. Las sillas que habían sido puestas en el jardín de la Casa Moujou estaban empapadas. La posibilidad de cancelar la lectura de poesía ‘Para los oídos las palabras’ era una alternativa al frío y al riesgo de que no acuda nadie.

Se realizó una consulta urgente a los poetas sobre la posibilidad de cancelar la lectura. El poeta Calih Rodríguez aseguro que «a las 8pm no hay lluvia y si hay nos mojamos». A ese criterio se sumó el poeta Galo Pérez y luego los demás. Los organizadores decidieron, sin embargo, retrasar la lectura una hora con la esperanza de que escampe.

Cerca de las 9 de la noche la llovizna, ahora más tenue, no se había detenido. Contrario a lo pensado, se llenaron las sillas con las personas que habían acudido a escuchar la lectura. En una esquina del jardín se instaló un bar en donde se vendía vino hervido y canelasos, así como tortillas manabas y tigrillo. Al rededor de las sillas se instalaron hogueras que calentaban a la gente en esa noche de frío y de niebla.

Los músicos Emilio Montenegro y José Hernández se encargaron del fondo musical que acompañó a los poetas mientras leían sus versos desde las gradas de la casa que, hasta hace poco, fue escenario de la obra ‘Putas Asesinas’, de la dramaturga Gabriela Ponce. 

La Casa Moujou es nueva, este fue uno de los primeros eventos con los que sus administradores intentan insertarse en la escena cultural quiteña. Y pese a la tempestad, su primera lectura de poesía fue un éxito rotundo.

La primera ronda, que contó con 5 poetas, duró hasta las 11pm. Durante el receso los asistentes intercambiaron impresiones con los poetas, no solo de la poesía sino también sobre el evento. Para muchos lo que había sucedido era ciertamente heroico: no solo un grupo de jóvenes se atrevieron a organizar una lectura de poesía sino que con las condiciones climáticas más adversas la concurrencia superó todo tipo de expectativas. 

El evento terminó sobre la 1 de la mañana. La poesía, en una imprevisible ofrenda, ganó la batalla al frío y a la lluvia.

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