First in, first out

Juan Carlos Díaz-Granados Martínez
Guayaquil, Ecuador

Es un método para registrar el valor del inventario. Presume que el primer producto ingresado en la bodega será el primero en salir y por eso, señoras y señores, los oficialistas alegan que los precios no deben subir, a pesar de las salvaguardias. Olvidando que tarde o temprano, el dueño del negocio, tendrá que aumentar los precios porque los costos de reposición del inventario se incrementaron como consecuencia de las sobretasas aplicadas por el COMEX. Encareciendo los productos en perjuicio del consumidor, generando inflación y haciendo que se requiera más capital para emprender un negocio y reponer el inventario.

El petróleo está en un precio que los últimos ocho presidentes hubieran anhelado, pero para el actual, es muy bajo. No puede administrar la cosa pública con ese precio. El gobierno propone que venga la inversión extranjera, pero se aplican las salvaguardias, no como una medida técnica, sino como una decisión política para que el Estado siga gastando más de lo que ingresa. Succionando nuestro dinero para continuar tomando medidas populistas. Esa falta de reglas claras nos ha ubicado en la posición 103 de Inversión Extranjera Directa, junto a Libia, Lituania y Liberia. Chile está 84 puestos mejor que nosotros.

Las salvaguardias se suman a restricciones comerciales que ya venían aplicándose y que incluyen cupos a la importación y normativas técnicas; fomentando el contrabando, el desempleo y la morosidad. Aparentemente, solamente existe un beneficiado: el gobierno; aunque habría que ver, porque cuando algunos productos dejen de tener precios competitivos o salgan del mercado, el SRI podría percibir una menor recaudación, directamente proporcional a la reducción en las ventas del sector productivo.

El comercio genera riqueza, al contrario de lo que los socialistas piensan. Es una de las actividades más antiguas de la humanidad. Se remonta al neolítico, cuando se descubrió la agricultura. Nos ha permitido tener al alcance productos de todo el mundo. Gracias a que algunos emprendedores asumieron un riesgo, muchas personas pueden percibir sueldos y el Estado, sus preciados impuestos. Lo que los pobres necesitan es más comerciantes que ofrezcan empleo, no la limosna estatal que proviene de la productividad vía tributos. El Estado, en cambio, es improductivo.

La solución no es comprar menos, sino venderle más al mundo. Impulsar el libre comercio. Las salvaguardias contraen más el mercado. No se requieren, porque este se regula solo. Algunas personas piden soluciones inmediatas para eliminar el déficit fiscal. Aquí van cuatro: no endeudarse con préstamos de chulquero para pagar deuda pública; permitir que vengan todos los bancos posibles para inyectar dólares a la economía; seguridad jurídica para que regrese la inversión y por Dios: reducir el ingente ritmo de gasto superfluo del gobierno. Medidas a largo plazo: firmar acuerdos de libre comercio para fomentar las exportaciones y continuar promoviendo el turismo receptivo.

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