Hamás se enfrenta en Gaza a simpatizantes del Estado Islámico

Gaza es escenario de un nuevo conflicto, esta vez encubierto, entre afiliados al movimiento islamista Hamás, que gobierna la franja desde 2007, y grupos islamistas radicales afines al Estado Islámico (EI).

Desde hace poco más de un mes, se ha convertido en rutina en Gaza capital el despliegue de puntos de control de la Policía y las fuerzas de seguridad de Hamás en las principales carreteras que llevan a instalaciones de seguridad o cuarteles militares, en los que se inspecciona meticulosamente cada vehículo que los atraviesa.

Esta intensa campaña de seguridad tiene como objetivo la búsqueda de salafistas o radicales sospechosos de simpatizar o estar afiliados al EI, explican a Efe funcionarios del Ministerio del Interior, que aseguran que hasta la fecha no hay células de dicho grupo activas en el enclave.

El lunes, un grupo salafista de Gaza simpatizante del EI colgó un vídeo en una red social en el que se atribuía el último lanzamiento de un cohete contra Israel y aseguraba que no respetará la tregua (pactada hace casi un año entre Israel y Hamás) hasta que el movimiento islamista palestino no ponga fin a sus redadas contra ellos y les devuelva las armas confiscadas.

Desde que Hamás tomó el control de la Franja en 2007 -tras violentos enfrentamientos con las fuerzas del grupo nacionalista Fatah- ha orientado sus esfuerzos a mantener su gobierno en el enclave costero no sólo frente a la Autoridad Nacional Palestina sino también ante otros movimientos existentes en el interior del enclave.

En agosto de 2008, sus Fuerzas de Seguridad llevaron a cabo una operación contra una agrupación salafista radical en la ciudad sureña de Rafah que se saldó con ocho milicianos muertos, incluido el líder religioso Abdulatif Musa Al Maqdisi, después de que este proclamase el establecimiento de un estado islámico en esa ciudad.

Ahora, bajo la sospecha de la presencia de salafistas que estén afiliados al EI (que ha tomado el control en amplias zonas de Irak y Siria), varios analistas consideran que Hamás ha decidido emplear de nuevo técnicas disuasorias como el arresto de líderes y simpatizantes salafistas o incluso ataques a sus miembros.

Iyad Al Buzzum, portavoz de Interior en Gaza, aseveró en un comunicado que «Daash (EI en árabe) no está en Gaza», aunque reconoció que sí pueden existir «individuos de creencias fanáticas que contradicen la cultura humana y los principios de todas las religiones».

«Nuestro aparato de seguridad no ha iniciado una campaña contra nadie. Lo que ha sucedido es el arresto de algunas personas que rechazaron presentarse ante los servicios de seguridad para clarificar algunas cuestiones y después fueron liberados», argumentó.

Cuestionado sobre diversas explosiones registradas en la franja y el inusual número de controles, Al Buzzum alegó que sus equipos de seguridad «investigan las detonaciones y arrestan a posibles responsables».

En cuanto a los retenes, «tienen como objetivo mantener la seguridad y estabilidad de nuestro pueblo y nuestra sociedad», en un momento en que los residentes están agitados por las cada vez más comunes explosiones y las advertencias difundidas en medios sociales de que estas continuarán si los presos vinculados a estos grupos que mantiene Hamás no son puestos en libertad.

El portavoz de la policía en Gaza, Ayman Batniji, argumentó que con los controles se persigue el arresto de traficantes de droga y criminales y, en segunda instancia, disuadir a «quienes quieren poner en peligro la estabilidad» en la franja.

Los habitantes de la Franja, una vez más, son los más perjudicados por la coyuntura actual.

Denuncian que la situación en el enclave, cada día más inestable, se hace insoportable tras ocho años de bloqueo israelí, unos índices de pobreza y desempleo destacados recientemente por el Banco Mundial como los peores del mundo y la espera infinita para ver el comienzo de una reconstrucción que no parece llegar, transcurrido un año desde los 51 días de guerra con Israel que devastaron amplias zonas.

Jaled Safi, analista político gazawi y experto en grupos islamistas, observa que las escenas divulgadas por el EI de decapitaciones de hombres, mujeres y niños en Siria e Iraq no sólo horrorizan a Occidente o países árabes, sino que también extienden el miedo en la exhausta población de Gaza.

«En medio de la inestabilidad de la zona, donde la gente aspira a ver el fin de la división interna entre Hamás y Fatah, creo que prefieren a Hamás, con planteamientos más moderados, que tener a un EI violento y radical que supondrá más tragedias y sufrimiento», razona Safi. EFE [I]

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