El rublo reanuda su caída libre después de cuatro meses de bonanza

El rublo ha reanudado su caída libre debido a la volatilidad de los precios del petróleo y, en menor medida, a la crisis griega y la ralentización económica china, pese a la decisión del Banco Central de Rusia de bajar los tipos de interés y suspender la compra de divisas.

«La situación económica en Rusia dependerá, a partir de ahora, de la dinámica de los precios mundiales de la energía y la habilidad de la economía a adaptarse a los shock externos», informó esta semana el Banco Central de Rusia (BCR).

La entidad emisora reconoce lo que es un secreto a voces, que la economía rusa está enganchada a los precios de los hidrocarburos, ya que la mitad de sus ingresos provienen de las exportaciones de petróleo y gas, y poco es lo que puede hacer el Gobierno ruso al respecto salvo reducir las pérdidas.

Tras la pesadilla de finales de 2014, cuando la moneda rusa llegó a cotizar a 100 rublos el euro y perdió en cuestión de días la mitad de su valor, la divisa nacional se recuperó en los últimos meses hasta rondar los 50 rublos frente al euro y el dólar.

El Gobierno ruso ya se las prometía felices hace unos días y, aunque la economía está en plena recesión, pronosticaba que el producto interior bruto crecería en 2016.

Pero todo pareció ser un espejismo, ya que a principios de la semana volvieron a saltar las alarmas cuando la moneda rusa superó la barrera psicológica de los 60 rublos frente al dólar y rebasó los 66 en relación con la moneda única.

Esa fue la mayor caída en cuatro meses de operaciones en la bolsa moscovita y todas las miradas se dirigieron a los precios del crudo, que rebasaba los 60 dólares por barril a principios de mes y, en cambio, el viernes rondaba los 52 dólares.

«Todo depende exclusivamente de los precios del petróleo. Hay una absoluta dependencia de los hidrocarburos. Si los precios caen hasta los 40-45 dólares, como algunos pronostican, entonces el rublo, por supuesto, se devaluará dramáticamente», aseguró Vladímir Nazárov, experto del Instituto de Política Económica Gaidar.

De poco sirvió que el secretario general de la OPEP, Abdalla Salem El Badri, descartara el jueves en Moscú una nueva caída de los precios gracias al incremento de la demanda.

«Los precios se estabilizarán en 2016. Esperamos una estabilización en el mercado del petróleo a largo plazo», dijo.

Con todo, los expertos creen que Rusia sufrirá en mayor o menor medida el impacto de la ralentización del crecimiento de la economía china, uno de los mayores importadores mundiales de hidrocarburos.

Tampoco está claro cómo afectará a los precios y, por ende a Rusia, el levantamiento de las sanciones contra Irán, que podrá reanudar sus exportaciones de crudo, lo que inundará el mercado con nuevos volúmenes.

«Todo dependerá de qué Irán vuelva rápido a los mercados internacionales y de cuánto se ralentizará el crecimiento de la economía china. Por cierto, Irak también ha comenzado a incrementar su extracción», precisó Nazárov.

Además, a la ecuación se suma la decisión esta semana de Estados Unidos de imponer nuevas sanciones contra Rusia debido al conflicto en Ucrania, mientras la Unión Europea las prolongó recientemente hasta enero de 2016, lo que dificulta el acceso de las empresas rusas al mercado de deuda.

Ante la nueva ola de depreciación del rublo, el Banco Central se vio obligado a suspender indefinidamente la compra de divisas, cuando desde mayo había adquirido 200 millones de dólares diarios para ampliar sus reservas.

Eso sí, siguió adelante con su decisión de recortar los tipos de interés del 11,5 al 11, aunque podría congelarlos hasta nuevo aviso si la moneda sigue cayendo y la inflación se mantiene en dobles dígitos.

Según datos oficiales, el coste mínimo de la cesta de la compra en Rusia ha aumentado un 14,3 por ciento en la primera mitad de este año, por lo que el BCR tendrá muy en cuenta los precios antes de adoptar nuevas medidas.

El banco había reducido los tipos en un 6 % desde principios de año en un intento por ayudar a los bancos y a las empresas atosigados por la falta de liquidez, lo que ha surtido efecto, según el propio comunicado de la entidad.

Los expertos consideran que el Banco Central debe mantener un equilibrio casi imposible entre impulsar el crecimiento, mantener a raya la inflación y evitar que los factores externos provoquen la devaluación del rublo.

Y admiten que Rusia no tenía más remedio que rellenar sus reservas de divisas para pagar sus deudas, aunque eso haya supuesto a la postre una devaluación en un 15 por ciento del rublo desde mayo, lo que acabará por notarse en los bolsillos de los rusos.

Pese a todo, el principal banco del país, Sberbank, es cautelosamente optimista y pronostica que la actividad económica y crediticia se reactivará en la segunda mitad del año, tanto en el caso de las grandes corporaciones como de las pequeñas y medianas empresas. EFE (I)

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