El Picasso escultor llega al MoMA de Nueva York

Retrato de Pablo Picasso. Foto de Archivo.

Nueva York, (EFE).- El Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) presentó hoy la exposición «Picasso Sculpture», la primera vez que las esculturas del artista malagueño se presentan en Estados Unidos en los últimos 50 años y que muestra cómo esta disciplina se adaptaba mejor al temperamento del genio.

«Picasso era inquieto y temperamental, así que la escultura iba con él (…) No es un como pintar, donde se tiene que esperar a que la pintura seque para continuar», explicó Ann Temkin, una de las comisarias de esta exposición que estará abierta desde el 14 de septiembre hasta el 7 de febrero de 2016.

Mientras que sí recibió entrenamiento en pintura, Picasso se volvió escultor de forma autodidacta y fue además un arte al cual le dedicaba mucho tiempo durante intensos periodos para luego dar paso a grandes espacios llenos solamente de pintura.

El artista español mantuvo la mayoría de sus esculturas en su residencia particular en el sur de Francia. Las solía dejar dispersas en su hogar, como si fuesen miembros permanentes de una colección privada.

«No le importaba si su trabajo parecía o no una escultura,» según Temkin, y así, lo fue hasta 1966 cuando el público general conoció su faceta de escultor en la retrospectiva «Hommage à Picasso» en París.

La exposición que ahora se abre en Nueva York cuenta con más de 140 esculturas que Pablo Picasso realizó, precisamente, antes de que se descubriera su talento en esta disciplina, durante diferentes etapas entre 1902 a 1964.

El MoMA ha posicionado las esculturas en diez diferentes galerías y la distribución es cronológica, con la gran mayoría de las esculturas siendo préstamos de otros museos y de colecciones privadas. Alrededor de 50 esculturas provienen del Musée National Picasso-Paris.

Si en pintura Picasso atravesó la época rosa, la azul y la cubista, entre otras, el trabajo escultórico es igualmente variado, esta vez en cuestión de materiales, formas, temas y dimensión.

La muestra arranca con una exhibición de caras y cabezas de bronce (1902-1909), para luego continuar a una galería donde, entonces sí, la gama de figuras geométricas forman parte del periodo cubista (1912-1915), el más reconocible de su carrera.

Su trabajo durante la época de guerra (1939-1945), que en pintura se tradujo en una de sus obras maestras, «Guernica», en la escultura es igualmente lúgubre, con muestras de calaveras.

«A veces me cuesta trabajo creer que es el mismo artista de una galería a la siguiente,» dice una de las comisarias de la exposición Ann Temkin.

Picasso se acercó a la escultura dispuesto a romper las reglas preestablecidas. Tal como el francés Paul Gauguin, tenía fascinación por las culturas africanas y oceánicas, inspirándose particularmente en la forma en que sus materiales estaban cocidos con simpleza a inicios del siglo XX.

Durante el verano de 1907, Picasso se dedicó a estudiar la escultura de ambas culturas, haciendo muchas visitas a la colección de arte africano en el Musée d’Ethnographie du Trocadéro en París.

El impacto que tuvieron la historia, las formas y el primitivismo del África son visibles no solamente en la escultura de Picasso si no también en su famosa obra «Las Señoritas de Avignon» (1907).

La polivalencia de su estilo está presente en esta exposición del MoMA, donde su rango no mantiene ninguna convención. Lo único que se encuentra continuamente en su repertorio es la geometría de sus figuras, ya que están directamente vinculadas a la intención expresiva de la escultura.

Algunas piezas de la exhibición son la cerámica «Insecto» (1951), «La Guitarra» (1914) y «La Cabra» (1950), de metal.

Picasso murió en 1973 a los 91 años y el MoMA será el único museo estadounidense que albergará está exhibición. EFE

(I)

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