Universidades: mejoramos, pero falta mucho

Gonzalo Orellana
Londres, Reino Unido

Hace poco se publicó el ranking mundial y regional de universidades de QS con información al 2015. Se trata de uno de los 3 rankings internacionales más importantes de universidades, junto con el de The Times y el de la Universidad de Shanghái, y el único que realiza un análisis no solo a nivel global sino también a nivel de Latinoamérica. Así nos da información muy valiosa sobre cómo se comparan nuestras instituciones educativas con respecto a sus pares latinoamericanos

Lo primero que hay que mencionar es que salimos muy mal. Ni entre las 10, ni entre las 20 mejores universidades latinoamericanas aparece ninguna ecuatoriana, de hecho tanto el top 10 como el top 20 está dominado por Brasil. Cinco del Top 10 y 8 del Top 20 lo ocupan universidades brasileras,  concentración que se ha venido incrementando pues en el 2012 solo 3 de las 10 y 8 de las 20 lo eran. Chile se sitúa en segundo lugar con 2 universidades entre las 10 mejores y 4 entre las 20. El resto del Top 20 lo conforman 3 argentinas, 2 colombianas, 2 mexicanas y 1 de Perú.

Sin embargo no todo son malas noticias, la mejora más evidente es la subida notable de la universidad mejor rankeada del país, la U San Francisco pasa del puesto 129 en 2013 al 68 en 2015; la PUCE por el contrario pasa de ser la mejor universidad ecuatoriana en 2012 (puesto 79) al 99 en 2015. También la ESPOL muestra avances, desde posiciones entre el 150-200 al 127 (el ranking no da información detallada a partir de la posición 150). En posiciones entre el 151-200 en 2013 no había ninguna y al 2015 encontramos a la ESPE. Entre la posición 201 y 250 se ubican: la U. Central y la Católica de Guayaquil. Entre las posiciones 251-300 aparece por primera vez la UESS y entre la 300 y 350 encontramos a otras 5 universidades: U de Cuenca, U de Guayaquil, UdlA, U del Azuay y EPN.

La metodología del ranking incluye 7 variables: reputación académica, reputación entre empleadores, profesores con PHD, ratio de profesor-alumno, publicaciones académicas, citaciones de dichas publicaciones e impacto online. Evidentemente algunas de estas variables pueden ser subjetivas, la reputación por ejemplo, sin embargo la mayoría de rankings académicos utilizan estas variables u otras similares.

Como vemos, la medición utilizada por QS es similar a la forma en la que el gobierno evalúa a las universidades en Ecuador. Dicho proceso de evaluación a las universidades ha sido criticado por varios actores por lo «autoritario» de su enfoque, como muchas otras cosas en este gobierno. Sin embargo hay que reconocer que nunca en la historia de nuestro país había existido un esfuerzo similar por sacar a la universidad ecuatoriana de su letargo. Y aunque puede ser todavía prematuro para medir el éxito del cambio en la política universitaria, los resultados de este ranking muestran mejoras con respecto a años anteriores.

Hay quienes critican los rankings, pues asumen que no son objetivos, porque comparan instituciones que no son del todo comparables o simplemente por esa idea de que «los trapos sucios se lavan en casa». Con todo lo imperfecto que pueda ser este ranking o la categorización del gobierno, la realidad es que proveen de información relevante, no solo para las autoridades, sino para los estudiantes y profesores a la hora de decidir donde estudiar o trabajar. Pero quizás el aporte más importante del ranking sea el «incomodar» a las universidades, el obligarlas a mirarse en un espejo en el que no salen bien y consecuentemente hacer cambios.

Aunque a mucha gente no le guste pensar que estamos en una competencia, la realidad es que todos de una u otra manera competimos, y ya es hora de situar a alguno de los miembros de la comunidad universitaria ecuatoriana en lo más alto de la región. Para esto, el esfuerzo del gobierno aunque importante no es suficiente. Es necesario contar con el aporte de toda la comunidad universitaria: autoridades, profesores, estudiantes, etc, si se quiere avanzar en mejorar la calidad de la educación.

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