Diego Oquendo: «Cada poema es el resultado de una emoción anticipada»

Diego Oquendo, periodista y poeta ecuatoriano. Foto de su cortesía.

Quito.- Si bien es conocido por ser uno de los periodistas de mayor trayectoria en el país, en el fondo es un poeta de gran sensibilidad. Diego Oquendo piensa que vino al mundo para escribir poesía y, en esa búsqueda dentro del lenguaje, encontró también el periodismo.

El Ángel Editor presentó este sábado, en la Librería Rayuela, el libro de poesía ‘Adivinanza y celebración de las criaturas sencillas’ y la reedición aumentada de ‘Misiva para un buzón vacío’, del periodista Diego Oquendo. El lanzamiento consistió en una conversación del autor con el poeta e intelectual cubano Alejandro Querejeta.

Los libros de Oquendo son coherentes con su pensamiento y su visión del mundo. Por eso, La República.EC decidió entrevistarlo, para descubrir cómo opera la reflexión en el creador de los versos que ya se encuentran a disposición del público en las principales librerías.

– ¿Por qué celebrar el amor por medio de la palabra? ¿Qué tiene la palabra que no tienen otras formas de expresión?

– Toda forma de expresión es válida para celebrar ese sentimiento único –rico y enriquecedor- que es el amor. La pintura, la música, la escultura hacen lo suyo y lo hacen de modo trascendente e inolvidable; pero la Palabra, escrita o hablada (la perennizo con mayúscula), posee una suerte de magia que llega a lo más profundo de la sensibilidad humana.

Diego Oquendo

– ¿Cómo logra, como poeta, la precisión en el lenguaje? 

– Cada poema es el resultado de una emoción anticipada que me permite desarrollar un proceso en el que ningún cabo queda suelto… Cada sustantivo, cada verbo, cada adjetivo, cualquier vocablo van ocupando su lugar en mi mente, incluso durante el sueño. Cuando llega el momento crucial de ponerme ante la hoja en blanco la emotividad sube de punto porque el mensaje se transmite completo.

– ¿Su poesía persigue el silencio?

La pregunta casi suena a paradoja… Probablemente sí, desde el instante en que el verso, la estrofa, el poema íntegro promueven una reflexión y una pausa interior. Entonces el silencio adquiere su propio significado.

– Muchos de sus poemas tienen como tema fundamental el amor. ¿Cuál es el sentido del amor en nuestra época de liquidez y banalidad?

– Rescatar a la cotidianidad de sus urgencias crematísticas y una inmediatez banal –para utilizar su expresión- que la convierten en tiempo perdido. Es preciso conceder a la existencia un cierto sentido porque acá solo estamos de paso… Por eso escribo sobre el amor, pero también abordo en mi ejercicio literario todos aquellos temas que perturban el espíritu terrenal.

Diego Oquendo

– ¿Su trabajo de periodista, que es un trabajo con el lenguaje, ha influido en su labor poética?

– Más bien al contrario: yo comencé por ser un intento de poeta antes de convertirme en periodista. Aunque, viéndolo mejor, ambas condiciones se entremezclan. Desde luego, tengo muy claro que uno es el instrumento periodístico y otro el lenguaje poético. Pero, a fin de cuentas, uno y otro deben ser claros, inteligibles, puntuales y, ¿por qué no?, con una dosis de seducción que atrape la atención ajena.

– ¿Por qué Diego Oquendo escribe poesía?

– La vocación poética estuvo conmigo desde que abrí los ojos al mundo. Nunca dudé de lo que quería ser: alguien vinculado a los libros, a las historias, a la fantasía que nos transporta a un paisaje más amable e inspirador. Siempre quise ser un escritor y, bajo tal presupuesto, un poeta. Escribir poesía me pone a salvo de la diaria acechanza, de la mediocridad y arrogancias convertidas en poder político. ¡No tolero a los autoritarios, ajenos por entero a la dignidad humana! Pobres diablos. Me causan lástima. Suscribo el aserto en mi condición de poeta.

– ¿La poesía, en su caso, es el resultado de un proceso de inspiración o transpiración?

– La inspiración y la transpiración se conjugan en cada obra que entrega el ingenio del creador. Y desde luego en la poesía. Lo dije en una respuesta anterior: con la emoción inicial que sacude el alma del poeta viene luego una elaboración mental, un auténtico trabajo –casi artesanal-, para redondear, armoniosamente, la nueva entrega. (I)

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