Gabriela Ponce, o los cuentos sobre la subjetividad femenina

Gabriela Ponce, dramaturga y cuentista ecuatoriana. Foto de Miguel Molina para La República.EC.

Quito.- Quizá sea una de las nuevas voces importantes de la literatura ecuatoriana, quizá no. Lo cierto es que su primer libro de cuentos ha suscitado ya el interés de muchos lectores y de un premio de relato otorgado por el Ministerio de Cultura.

Gabriela Ponce Padilla (Quito, 1977) tiene una cercana relación con la palabra dicha y con la palabra escrita desde sus orígenes: madre política y padre poeta. Actualmente es profesora de la Universidad San Francisco de Quito y, además, trabaja en la Universidad de las Artes.

Hace dos años su libro de relatos ‘Antropofaguitas’ ganó el fondo concursable del Ministerio de Cultura en categoría de cuentos, junto a Adolfo Macías con su obra ‘Pensión Babilonia’ en categoría novela y a Edwin Madrid con ‘Al sur del Ecuador’ en categoría poesía. Los tres autores tuvieron que esperar dos años para ver sus libros impresos, que fueron presentados en la Feria del Libro de Quito. Justamente la cartera de Cultura los ha publicado antes de que caduquen los derechos que hace dos años los autores le entregaron en virtud del concurso.

La académica y escritora Daniela Alcívar Bellolio presentó la obra. La República.EC dialogó con Gabriela Ponce sobre su relación con la escritura y sobre este libro.

– ¿Cuál ha sido tu proceso con la escritura y particularmente con este libro de cuentos?

– Mi experiencia en la escritura ha sido dentro de la dramaturgia. Desde hace algunos años venía escribiendo teatro pero también he tenido el ejercicio de escribir en general. Es decir, mi necesidad era escribir teatro porque la dramaturgia es un área bastante débil en el país. El teatro tiene un lenguaje bien particular y cuando comienzas a actuar luego vas despertando inquietudes para dirigir y luego, finalmente, se despertaron inquietudes para escribir. Fue así como llegué a la escritura del teatro pero ya había estado haciendo ejercicio de escritura dentro de la narrativa, por eso mi libro de cuentos, que es mi primera publicación en este género.

– ¿Cuáles son los temas que te apasionan y que están presentes en estos relatos?

– Digamos que hay una subjetividad femenina explotada a partir de la sensualidad y de una cierta cursilería que dialoga con la perversidad.

– Es decir, son cuentos en la línea de lo que fue tu obra de teatro ‘Esas putas asesinas’?

– Si, bueno, de alguna manera mis obsesiones van por ahí. Como que tengo esas obsesiones y en los cuentos se manifiestan de ese modo.

– Los mismos temas… Recuerdo haber escuchado que Marguerite Duras decía que uno siempre escribe el mismo libro…

– Estoy totalmente de acuerdo, he pensado mucho en eso, a ratos digo hasta dónde explotar esos espectros, esos fantasmas con los que vivo para poder librarme de ellos y comenzar a escribir sobre algo distinto. Hasta que eso no suceda de algún modo me sucede que estoy todo el tiempo obsesivamente escribiendo sobre aquello que me implica vitalmente.

– ¿En este libro dialogas con autores que te han marcado?

– Claro, porque sobre todo soy lectora y he tenido en los últimos años descubrimientos dentro de lo que es, principalmente, la literatura femenina o el cuento femenino. Paticularmente me ha marcado Clarice Lispector, Marguerite Yourcenar o Katherine Mansfield, entre otras, que son importantes para mí. Me he metido bastante en lo que ha sido mujeres escribiendo cuento y creo que eso ha sido fundamental. Y bueno, también otros autores que para nuestro tiempo son importantes como Roberto Bolaño o Juan José Saer, que es otro autor que me ha movido mucho en los últimos tiempos.

– Empiezas en el cuento ganando un concurso importante

– Sí. Este fue un premio se convocó hace dos años, tuvo un jurado internacional, fue un premio en ese sentido importante. Hay una programación para la distribución, que todavía no comprendo bien pero que será gratuita. Es un libro que se premió junto con el de Adolfo Macías y Edwin Madrid, ellos en novela y en poesía, respectivamente.

– ¿En estos dos años, tiene ya otro proyecto literario en marcha?

– Primero me referiré a este libro de cuentos. Sobre todo hay una sensación de no reconocerme en esos relatos que ya tienen tanto tiempo porque son cuentos que escribí hace muchos años. Ahora que los veo publicados hay cierta sensación de que uno camina y de que uno está en esa movilidad que te hace preguntarte, en retrospectiva, a qué rato pude escribir esto. Es esa dificultad de encontrarse en lo que uno escribió hace tanto atrás. Y sí, hay otros proyectos. Estoy concentrada en el teatro. Tengo una obra de teatro que espero pueda estrenarse el próximo año. Hacer teatro tiene una serie de dificultades de espacio, de coordinación colectiva. Como que la escritura es muy personal pero el teatro es muy colectivo.

– ¿Sólo el teatro?

– Tengo un proyecto de novela desde hace mucho tiempo pero no me he dado esa temporalidad intensiva que requiere la novela para sumergirse en ella. El cuento tiene una temporalidad que es distinta, entonces te permite un ejercicio diferente. Con la novela siento que hay que sumergirse de un modo que todavía no lo hago pero que sí me interesa como género para explorar. También tengo cuentos escritos, no todavía en la idea de un libro pero sí como exploración de la narrativa. (I)

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