¡Qué huevos tibios!

Parece chiste. Imagino que en esa desayuno sirvieron huevos tibios y también mucha leche tibia para estar acorde a la tibieza del ambiente y la postura; tibio todo para que no se quemen la lengua y puedan seguir hablando; porque en eso quedaron en hablantines, porque a la hora de la hora, «nananina».

Parece sacado de historieta. Podríamos dibujar y hasta hacer un cómic con personajes tipo los de Archie. Así, con colorados y torombolos; juntos estaban mas felices, en tongo y masa.

Los imagino abrigaditos, así juntitos desayunando, y entre pan y quesito el tiempo pasaba; me pregunto se les habrá quedado el reloj o les dio alzheimer temporal ¿..? Estaba tan bueno el desayuno y la compañía que no se «percataron» que el tiempo transcurría y que debian ir a trabajar; porque hablemos claro, les pagan para eso. Ganaron en las urnas para reprentar a quienes piensan como ellos. Ese es su trabajo; y al no asistir ayer tuvieron ausencia laboral…

Pareciera que se sintieron más bacanes al no ir. es más, dentro de mi historieta, entre real e imaginaria, a manera de comic, imagino a esos personajes con facha de Torombolines diciendo:

«Soy un TamboBoy… y mejor no voy».

En el otro lado, a manera de contraste, doce minutos antes (tiempo sacado por post en redes) estaban entre arrugaditos por el frío e impecables por la pinta, los que si fueron a votar. ¡Ellos cumplieron! La vida es de hechos no de dichos. Preferible el que habla poco y no está siempre, pero cuando debe ir, va y hace lo que debe de hacer. Preferible siempre ellos a esos que hablan como catarnicas, aparecen como arroz con pollo en toda fiesta hasta en las ajenas y a la hora de la hora, ¡naranjas!.

El tercer grupo del popurrÍ del día, ya sabemos cuales son y que fueron obviamente a cumplir la consigna, lo trazado por su líder y se dio según lo que ellos querían. Podriamos decir que se dio tan bien que la excepción hace la regla y la abstención la votación.

Es lamentable. Mi solidaridad con quienes se identifican o identificaban con los tambo boys, esos de los huevos tibios, pan y quesito de desayuno.

Aprobaron las enmiendas, con sólo ocho votos en contra. No votar en contra es votar a favor. La historia quedó escrit. Quién es quién. Qué los mueve y motiva; sus intereses, sus egos, sus posturas y sus preferencias. Se hicieron un harakiri criollo.

Admiración a quienes aguantaron estoicamente abucheos de barras en contra, montonera, estropee y ofensas de colegas asambleístas por defender con voz y voto a quienes piensan distinto.

Si bien es cierto, dicen los de los desayunadores de huevos tibios que su lugar está en la calle, lo real es que en la calle deben estar cualquiera que no haya tenido la obligación de votar. Es mi humilde criterio.

El 3 de diciembre quedará fijado en la conciencia de algunos. Fue un dia clave; cayeron las máscaras, se supo quién es quién… los enmendadores del remiendo, los que votaron en contra y los que no fueron a votar, esos de huevos tibios en el desayuno.

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