La CIDH pide rendición de cuentas para quienes torturaron en Guantánamo

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) pidió hoy la rendición de cuentas de aquellos que participaron en las prácticas de tortura en la prisión de EE.UU. en la Bahía de Guantánamo (Cuba), hechos que ya han sido admitidos por Estados Unidos pero cuyos autores no han enfrentado consecuencias.

En una mesa redonda auspiciada por el organismo y coincidente con el Día Internacional de los Derechos Humanos, la secretaria ejecutiva adjunta de la CIDH, Elizabeth Abi Mershed, explicó hoy las conclusiones y recomendaciones de la Comisión sobre el caso de Guantánamo e insistió en que la rendición de cuentas sobre las torturas es un aspecto capital.

Según explicó la secretaria ejecutiva adjunta, diversas investigaciones, incluido el profuso estudio realizado por el Senado estadounidense, han demostrado que agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) realizaron interrogatorios a los presos bajo tortura, algo que condena la ley internacional y ante lo que los culpables deben responder.

«Debe haber rendición de cuentas para aquellos que torturaron, rendición de cuentas para quienes llevaron a cabo esas prácticas y un lugar donde los que las sufrieron puedan denunciar las circunstancias de lo ocurrido», aseveró Mershed.

No obstante, varios expertos que participaron en el debate, como el abogado especialista en Derecho Constitucional Wells Dixon, consideraron que el Gobierno del presidente de EE.UU., Barack Obama, no tomará ninguna medida al respecto.

Tanto Dixon como la Comisión reconocieron los avances realizados por el Gobierno actual para avanzar hacia el cierre del penal, pero el experto desechó la idea de que el Ejecutivo vaya a tomar medidas para hacer responsables a aquellos funcionarios que ordenaron y practicaron la tortura.

Dixon aseguró que este tipo de situaciones tienen lugar hasta 15 ó 20 años después de que las investigaciones se hayan completado, como pudo ocurrir -ejemplificó- con la dictadura chilena de Augusto Pinochet, pero el primer paso para acabar con las violaciones de derechos humanos derivadas del penal es su cierre en sí mismo.

En este sentido, el enviado adjunto del Departamento de Estado para el cierre del penal, Charles Trumbull, insistió en que se trata de un objetivo prioritario para EE.UU. pero subrayó que es necesaria la cooperación de la comunidad internacional para que acepten la transferencia de los presos cuya salida ha sido aprobada.

«Estamos en una etapa final y es ahora o nunca», insistió Trumbull, quien indicó que el Gobierno espera reducir en los próximos meses por debajo de 100 el número de detenidos en la prisión, el cual asciende actualmente a 107.

El penal de Guantánamo se abrió en 2002 como parte de la «Guerra contra el Terror» que comenzó el Gobierno de George W. Bush tras los atentados del 11 de septiembre de 2001 en EE.UU. y ha llegado a tener a más de 800 presos en sus dependencias. EFE [I]

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