Obama pedirá libertades a Cuba en discurso a ciudadanos

El presidente estadounidense, Barack Obama, habla durante una rueda de prensa el lunes 4 de junio de 2016. EFE/MICHAEL REYNOLDS

LA HABANA (AP) — Instando a Cuba a la democracia, el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, pondrá el foco en la represión política y la miseria económica en la isla el martes cuando se reúna con disidentes y hable al pueblo cubano en el cierre de su histórico viaje.

El motivo de Obama para viajar a La Habana descansa en la idea de que la interacción directa con los cubanos haría más para darles poder y llevar al cambio que las décadas de aislamiento. Por ello, el discurso de Obama en el Gran Teatro de la Habana promete ser la mejor ocasión del mandatario para presentar su iniciativa para que Washington y la isla dejen atrás los vestigios de la Guerra Fría.

Su encuentro más tarde el martes con disidentes cubanos críticos con el gobierno del presidente Raúl Castro era un requisito previo para realizar la visita, dijo la Casa Blanca, rechazando las sugerencias de que Obama está recompensando un sistema cuyo trato a la disidencia es contrario a los valores estadounidenses.

«Estados Unidos continuará hablando en nombre de la democracia, incluyendo el derecho del pueblo cubano a decidir su propio futuro», dijo Obama, junto a Castro en el Palacio de la Revolución. «Hablaremos en nombre de los derechos humanos universales, incluyendo la libertad de expresión y asamblea y religión».

Cualquier duda sobre si Obama utilizaría su viaje para aumentar la presión sobre el gobierno de Cuba se disipó el lunes durante una conferencia de prensa extraordinaria que la Casa Blanca negoció durante semanas con las autoridades cubanas. Emitida en vivo por la televisora estatal, Castro enfrentó duras preguntas de periodistas estadounidenses sobre el lento ritmo de los cambios en Cuba y la detención de presos políticos.

Fue un momento sorprendente en un país comunista donde pocos se atreven a cuestionar en público la autoridad de Raúl Castro o de su hermano, el líder revolucionario Fidel Castro. Aunque Castro pareció molesto en ocasiones por el intercambio de preguntas, asesores de la Casa Blanca dijeron que fue un poderoso recordatorio de que un discurso abierto y un liderazgo fuerte no son mutuamente excluyentes.

«Esto es historia pura», dijo la ingeniera Marlene Pino, de 47 años, de La Habana. Hace casi un siglo desde la última vez que un presidente de Estados Unidos en activo visitó Cuba. Entonces fue Calvin Coolidge, que llegó a la isla a bordo de un buque de guerra.

Autoridades cubanas no hicieron comentarios sobre el intercambio de preguntas, que no apareció en las extensas informaciones de la televisora estatal sobre los actos de la jornada y tampoco quedó registrada en los diarios estatales, un síntoma del malestar oficial con la escena.

No estuvo claro exactamente qué disidentes cubanos asistirán al encuentro con Obama en la embajada de Estados Unidos, un asunto sobre el que se especuló mucho antes de la llegada del mandatario. A pesar de que Cuba ha sido criticada por detener brevemente a manifestantes miles de veces en un año, su práctica de imponer largas condenas de cárcel se redujo drásticamente en los últimos años.

El asunto de los presos políticos es muy importante para los cubanos-estadounidenses y la comunidad internacional. Sin embargo, la mayoría de los habitantes de la isla están más preocupados por la escasez de suministros y la burocracia local.

A pesar de que autoridades cubanas advirtieron firmemente a Obama en contra de esquivar al gobierno y tratar de convencer a los cubanos directamente, se espera que su discurso sea transmitido por televisión, lo que ofrece al mandatario una ocasión única para presentar su visión sobre el futuro de la isla. Los asesores de Obama dijeron que revisará la dolorosa relación histórica entre los dos países y explicará porqué el acercamiento servirá a las dos naciones, mientras trabajan en curar las divisiones entre los ciudadanos cubanos y sus parientes exiliados en Estados Unidos.

Hace 15 meses, Obama y Castro sorprendieron a sus ciudadanos al anunciar sus planes para normalizar las relaciones entre Washington y La Habana tras medio siglo enfrentados. Desde entonces, Obama ha actuado de forma agresiva para aliviar las restricciones sobre Cuba, y Castro impulsó amplias reformas económicas y sociales.

Con todo, el gobierno de Obama no está satisfecho con el ritmo de los cambios en Cuba. Por su parte, el ejecutivo de Castro se molesta con la idea de que debe aplicar nuevos cambios aunque el Congreso de Estados Unidos se niegue a levantar el detestado embargo comercial sobre la isla.

Pese a sus profundas diferencias, la visita de Obama está generando poderosas imágenes de lo que podría ser el futuro para los dos países que están a apenas 90 millas de distancia. El lunes, la bandera de las barras y estrellas colgó del palacio presidencial y los dos líderes posaron juntos ante las banderas de sus naciones en una señal de que su relación se aproxima a algo parecido a la normalizad.

El martes, antes de partir de Cuba con dirección a Argentina, Obama y su familia asistirán a un partido de béisbol en el Estado Latinoamericano de La Habana, para animar desde la gradas junto a los aficionados cubanos. Más de tres docenas de legisladores que participan en el viaje tienen previsto unírseles para disfrutar del juego entre los Rays de Tampa Bay, que milita en las Grandes Ligas de Estados Unidos, y la adorada selección nacional cubana. (I)

Por JOSH LEDEMAN y MICHAEL WEISSENSTEIN, Associated Press. Los periodistas de The Associated Press Julie Pace, Andrea Rodríguez y Peter Orsi contribuyeron a este despacho.

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