Domingo de Ramos: El arte sirve para cuestionar y nunca dar respuesta

Domingo de Ramos, poeta peruano. Foto de cortesía.

Quito.- Una mesa y dos cervezas es lo primero que observo. Detrás, el poeta Agustín Guambo, sentado. El lugar es un centro de comidas cerca de la Universidad Central, saludo con Agus (como le llamamos los amigos); mientras me sirve un vaso de cerveza, a lo lejos Domingo de Ramos se acerca con una sonrisa y saluda. Epa, pensé que no venías, me dice ironizando mi tardanza. Le explico que hubo un mal entendido, a lo que Domingo, nuevamente irónico comenta, ustedes siempre tienen algo para perderse.

Y estas cervezas que amenizaban nuestro encuentro con el poeta peruano Domingo de Ramos, es la misma que hace varios años atrás motivó para que en la ciudad de Riobamba se haya formado el Colectivo Tras la Sobra del Arte, mismo que fue el espacio para la poesía de Domingo en nuestro país.

Riobamba y Quito fueron los lugares donde la poesía de Domingo formó una casa de palabras. Este poeta, nacido en 1960, en Ica-Perú, y que su obra sobrepasa la docena de libros de poesía. Sus versos confrontan al poder. Radical, anarquista, poeta de la calle, víctima de un Perú ensangrentado por la violencia, pero con la ternura de un niño.

– Perú, en los años 80, estuvo caracterizada por una violencia extrema, ¿cómo fue tu vinculación con el movimiento Kloaka?

– Kloaka nace en el año 1982, la guerra se inicia en los años 80, y su punto iniciático, “romántico” diría, de Sendero Luminoso, fue en el 82; justo ahí muere una guerrillera, que se llama Edith Lagos, líder muerte en combate, y después viene la matanza en las cárceles. La otra contraparte era que la izquierda oficial decide no participar en la guerra, y sendero comienza a eliminar a esta gente oficialista, este es el contexto en que nace Kloaka, en las aulas universitarias de San Marcos. En los años 80 teníamos muchas cosas que decir.

Edián Novoa, Guillermo Gutiérrez, Mariela Dreyfus y Róger Santiváñez —todos estudiantes sanmarquinos— en el barrio del Rímac. Al poco tiempo se unirían Domingo de Ramos, José Velarde, el pintor Enrique Polanco, entre otros, fueron los intelectuales que formaron Kloaka, grupo que siendo irreverente al establishment cultural, organizaban recitales provocadores.

– ¿Tu poesía puede ser considerada contracultural?

– Siendo parte del grupo Kloaka, mi poesía es contracultural. Mi poesía tiene un manifiesto contra el sistema capitalista.

– Siendo Kloaka un grupo que tuvo un espíritu de ruptura, ¿cuál fue la razón de su separación?

– Pasando la etapa romántica de Sendero, llega una época de violencia, acciones de terrorismo, así se endurecen los dos extremos; del estado, el oficial y el otro la insurrección. Así se agudiza la violencia, por tanto, el discurso de Kloaka no tuvo sentido. Nosotros decidimos alejarnos, algunos se fueron a China otros a Europa, otros permanecimos.

– ¿Y el discurso de Domingo de Ramos?

– Mi discurso no cambió. Como grupo nos planteamos una ideología de lucha contra el sistema capitalista, cada uno asumió la lucha a su manera.

– ¿En cuanto poeta político, cómo nace tu poesía?

– Yo tenía mi discurso Anarko, pero no soy un poeta político; como ser humano soy ideológicamente político, ideología que no influye en mi obra, por eso mi discurso se mantiene en la actualidad.

– ¿Crees que el arte debe tener función social?

– No. El arte es el arte, tiene sus propios procesos para crear belleza. El arte sirve para cuestionar, para preguntar y nunca dar respuesta, por eso es que nunca caduca.

– Me voy a centrar a dos de tus obras Pastor de Perros y Ósmosis. Las dos tienen una misma similitud, el contar historias, ¿cómo desarrollas tu proceso de creación?

– Toda mi poética tiene que ver con la narrativa. Mi complejo es narrativo, creo personajes, algo similar a Dante y su poeta latino junto a Beatriz. Mis personajes pasan de un momento a otro, de un nivel económico y social a otro con absoluta normalidad. Así logro testimoniar un tiempo.

– ¿En el caso del erotismo?

– Yo no hago poesía de amor. Para escribir Erotika de Klase tuve que idealizar a la mujer, el objeto de deseo, y no es una experiencia cruda, es más sutil, sugerente.

– Das talleres, conferencias en varias ciudades de Latinoamérica, ¿qué encuentras como característica en los jóvenes que escriben literatura?

– Es complejo. En mi época había lazos políticos, ideológicos con la siguiente generación, nuestra preocupación era transformar el mundo, ahora, implantado el neoliberalismo en Latinoamérica, los jóvenes se han vuelto muy personalista, no tienen sentido de grupo tampoco tienen identidad. Son muy disgregados. Esto me preocupa porque el mercado contamina la mente de los jóvenes.

– ¿Hay una esperanza en el arte?

– Claro que la hay. Deber del arte es cuestionar este contexto, pero no es la solución, el hombre, con su acción debe buscar la solución. Nosotros teníamos espíritu de revuelta, veníamos de derrotas y nuestro arte buscaba transgredir.

La noche comienza a cerrar su enorme boca. Domingo de Ramos se despide, la altura carcome su aliento. Junto a Agus se dirigen al corredor. La alegría de Domingo al estar por primera vez en Quito se siente en el ambiente. Al otro día sabe que recorrerá las calles de Quito con su poesía.

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Por Cristian López Talavera

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