Gracias, Karen

La reciente difusión de un material propagandístico en Telesur, el brazo mediático de la Unasur, en el que sitúan a la doctora Karen Hollihan como eje de una conspiración tramada por la CIA para desestabilizar al gobierno de Rafael Correa en Ecuador, demuestra el gran temor del régimen a una sola mujer y el deliberado intento de asesinar su reputación.

Karen Hollihan es, en efecto, la relacionista pública ad honorem del Instituto Interamericano para la Democracia (IID), cuyas oficinas se encuentran en la ciudad de Miami, y sus actividades son publicadas en su sitio web, desde conferencias hasta lanzamientos de libros.

No es casualidad que varios espías del gobierno, nacionales y extranjeros, hayan intentado acercarse a ella y al IID, después de que Correa acusara al ex presidente Lucio Gutiérrez de ser uno de los autores intelectuales del aciago episodio del 30 de Septiembre del 2010, en el que una revuelta policial por un reclamo policial acabara en un reguero de sangre y víctimas mortales tras el rescate presidencial en un hospital militar. Ese día, Gutiérrez había disertado en el IID.

La obsesión del gobierno de corte castrista en Ecuador se incrementó no solo con la libertad que tiene el IID de escuchar y difundir las ideas de ex presidentes y opositores, censuradas por casi una década en el país, sino por la amenaza que les representa que en la directiva del mismo se encuentren personajes influyentes como el escritor y activista liberal Carlos Alberto Montaner; el reconocido activista Armando Valladares, preso y torturado por la dictadura cubana por más de 20 años; y el ex ministro de gobierno boliviano y opositor de Evo Morales, Carlos Sánchez Berzaín.

La doctora Karen Hollihan, por su vínculo natural con el Ecuador, ha procurado que también  tengan cabida los perseguidos políticos del régimen correísta. Gracias a ella, el IID conoce que existe una oposición en varios frentes que no ha querido claudicar sus principios de libertad y democracia en el Ecuador, y han podido tener eco en la comunidad internacional.

Y este parece ser el pecado que no le perdonan.  Cuando el espejismo del milagro ecuatoriano y el jaguar latinoamericano se desmoronan, el régimen busca nuevos culpables.

El montaje de acusaciones sin sustento transmitido por Telesur se forja con evidencias de haber seguido a Karen Hollihan en sus visitas al Ecuador, al filmarla en encuentros en lugares públicos con activistas políticos opositores al régimen como Martha Roldós, y de ahí elaborando descabellados engranajes que acaban centrándola como la cabeza de la CIA en Ecuador. Se le olvida a los investigadores de un diario oficialista que se ha prestado a este trabajo sucio que a los servicios de inteligencia les ha tomado casi 6 años, que no muestran evidencia de lo que afirman, menos aún del financiamiento al esquema de espionaje del que la acusan, como que ella pagó el alquiler de un salón de eventos en un hotel en Miami el año pasado para un foro en el que participaron tres críticos al régimen, Carlos Vera, Andrés Páez y Emilio Palacio. Esto demuestra no solo lo mal informados que pueden estar, sino un deliberado propósito de involucrar a la doctora Karen Hollihan con todos los ¨cucos¨ que atormentan a un régimen.

Son graves acusaciones que bien podrían acabar en una demanda a una cadena de noticias internacional al servicio de una organización política regional.

La difusión de esta elucubración sobre la CIA en Ecuador no debe de ser una coincidencia con las afirmaciones de Correa, tanto dentro como fuera del país, de que se estaría gestando un nuevo Plan Cóndor, su nueva estrategia para justificar el fracaso de su gestión.

Esta maquinación transmitida por Telesur y que ojalá no haya sido producida en Quito, ha preferido virar la cara a la información que pudo obtener en sus llamadas a los amigos de Karen Hollihan en Ecuador. ¿Qué fue lo que encontraron que prefirieron no mencionar? Que el corazón de Karen Hollihan es ecuatoriano. Que sus raíces y su amor profundo por nuestro país lo llevará adonde vaya y que la historia de sus padres la obliga a soñar con un Ecuador mejor y libre de cualquier yugo.

Karen Hollihan es hija del ingeniero Thomas Hollihan, quien vino al Ecuador para la construcción del edificio de la Cervecería Nacional y se quedó para siempre. Su madre es Inge Bruckmann, artista y apreciadísima promotora cultural de Guayaquil: fundadora de la Sociedad Femenina de Cultura y gestora del Teatro Centro de Arte. Karen ha vivido, estudiado y amado en el Ecuador, donde sigue siendo amada. ¿Por qué no lo dijeron?

Lo que más debe dolerle a este gobierno es que Karen tiene muchos amigos. Por ello, estaba al tanto de que una investigación sobre ella se llevaba a cabo, y que torpes espías cayeron en evidencia al colarse en el IID para registrar con absurda suspicacia las actividades institucionales que están luego disponibles en su sitio web. A Karen no le faltará nunca quien la defienda, pues ella ha sido una luchadora por los derechos y libertades no solo de ecuatorianos, sino de muchos hermanos latinoamericanos.

Cuando le preguntamos por su reacción ante la difusión del vídeo en Telesur, Karen desestimó la veracidad de sus acusaciones, que importunaron un momento de dolor familiar: ¨Gracias a todos. Un abrazo desde Alemania, donde acabo de enterrar a mi querido cuñado¨.

La cobardía de un régimen que busca en una mujer la excusa a su fracaso solo reivindica las fortalezas de Karen Hollihan. Inteligente, democrática y poseedora de un espíritu noble y libre. Debe ser su bondad el arma secreta que el correísmo no pudo descifrar por pura incapacidad.

Por toda su entrega a la causa de la libertad en el Ecuador, a Karen solo se la puede acusar de tener demasiados amigos, de no reconocer todo lo que hace por ellos y de ser una dama de la democracia, para incomodidad de las tiranías que subsisten en América Latina.

Así que, ¡gracias, Karen!

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