El primer economista corrupto de la Historia

En sus inicios gozó de la simpatía popular, decretó amnistías y subsidios; participaba en la tarima de grandes espectáculos circenses. Desde lo alto de la Columna Julia arrojó al pueblo enorme cantidad de moneda pequeña, lo que dejó enternecido el corazón de la plebe. A poco exhibió un cambio drástico exhibiendo la naturaleza autoritaria de su carácter; hizo de sus caprichos ley y el desenfreno de su vida privada trasladó a la gestión pública de gobernante derrochador y extravagante, superando las atrocidades de los sátrapas orientales, alejado de las formas republicanas del Imperio.

Agotado el inmenso tesoro que dejó Tiberio, se mostró fecundo en la extracción de recursos: recurrió al fraude, la venta de bienes públicos y los impuestos. Rescindió los derechos sobre herencias y se declaró heredero por gratitud obligatoria; judicializó toda actividad privada, erigiéndose único y supremo juez. Hizo del Senado un prostíbulo, obligando a los senadores a prostituir a sus mujeres y después a ellos mismos. En supremo desprecio por las instituciones hizo senador a su caballo importado de nombre Insitatus. No obstante realizó numerosos proyectos de construcción, los puertos de Regium y Sicilia; puentes flotantes; carreteras en Siracusa y muchas obras de pequeño calibre en el área mediterránea del Imperio; quedando en idea algunas descomunales como una ciudad en la cima de los Alpes, un Canal sobre el Istmo de Corinto; y un monumento a su propia persona para ser adorado como dios. Es sin duda el primer economista político corrupto de la historia.

Sobre esta desmesura me ha venido a la memoria la imagen de una foto en la inauguración de un edificio y un monumento hace poco en las afueras de Quito. Alguien que asistió al evento contaba que ignorando la humedad del suelo causada por la ruptura de las cañerías del flamante edificio, le dijo a su acompañante: a nuestro presidente también hay que hacerle un monumento, a lo que el interlocutor le contestó: si, pero que sea un monumento ecuestre cueste lo que cueste.

Si bien se ha cuestionado la validez de muchas aseveraciones, es un hecho que en la cultura política desde el Siglo I de la era cristiana y en todas las edades, la megalomanía y la perversión acompañan la historia de los sicópatas gobernantes aunque ya no pasean en Carreta de Triunfo bajo la letanía del esclavo: “Memento moris” (eres mortal). No obstante queda para la observación y reflexión el parangón con los derroches, perversidades y corrupciones cometidos con los recursos públicos por las y los economistas políticos corruptos del siglo XXI, que están desvelándose en América Latina.

Al final de esta década infame ojalá que en estos lares el escándalo de paso a sentencias judiciales que castiguen, casa adentro con justicia, la depredación de la dignidad y el despilfarro tras la etapa del Jet Set de las satrapías digitales que inauguraron el siglo XXI. Un gesto de compromiso honrado será que en el proceso de transición política que se ha iniciado, los grupos y personas que proclaman el rescate de la dignidad y el fin de la dilapidación en Ecuador, prevengan a los organismos internacionales y la comunidad universal, que los contratos de la década serán independiente auditados. Los que han hipotecado dolosamente la sangre de nuestros nietos, sean buitres o dragones, no los pagaremos.

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