Expertos alertan sobre riesgos al sector de algas para consumo humano

Las granjas de algas para consumo humano se están multiplicado en todo el mundo y los expertos advierten que, ante la importancia que esta industria tiene para las economías de muchos países, es necesario aumentar sus regulaciones.

Según los datos de un informe dado a conocer hoy sobre el estado de la industria mundial de algas para consumo humano y otros usos, cada año se producen más de 27 millones de toneladas de algas marinas en granjas instaladas principalmente en el sureste asiático.

La investigadora Elizabeth J. Cottier-Cook, la principal autora del informe «Safeguarding the future of the global seaweed aquaculture industry», publicado por la Universidad de las Naciones Unidas (UNU), declaró a Efe que la industria de algas marinas «ha estado creciendo en los pasados 50 años a un ritmo excepcional y no hay señales de una ralentización de la velocidad de expansión».

Cottier-Cook añadió que «en la actualidad, el 49 %, unas 27,3 millones de toneladas, de toda la producción procedente del entorno marino, son algas. Es una enorme industria global».

Otra de las autoras del estudio, Nidhi Nagabhatla, del Institute for Water Environment and Health (INWEH) de UNU con base en la localidad canadiense de Hamilton, explicó a Efe que el valor de la producción de algas marinas ya supera los 6.400 millones de dólares al año.

Esto representa un valor mayor que la producción mundial de limones y limas al año.

Y para países como China, Filipinas e Indonesia es una fuente económica y alimentaria fundamental, añadió la investigadora.

China es responsable de más de la mitad de la producción mundial de algas marinas con 12,8 millones de toneladas, seguido por Indonesia, con 6,5 millones, o el 27 % de la producción global.

Nagabhatla también declaró que tanto África como Latinoamérica están estudiando el potencial de la producción de algas marinas para sus economías.

«En el caso de Latinoamérica, Costa Rica es el país líder en la exploración del potencial de este sector. Pero otros países están estudiando su contribución a la seguridad alimentaria de la región», añadió Nagabhatla.

La creciente importancia económica y alimentaria de las algas marinas ha provocado que sea calificada como un «super alimento».

Pero tanto Cottier-Cook como Nagabhatla advirtieron que precisamente por su importancia «son necesarias claras recomendaciones para asegurar su futuro como sector económico sustentable en el futuro».

Por ejemplo, entre 2011 y 2013, una bacteria destruyó la producción de algas en Filipinas, lo que provocó graves pérdidas, cifradas en unos 310 millones de dólares estadounidenses, a las comunidades que dependen de este producto.

Cottier-Cook señaló que su estudio ha identificado enfermedades, introducción de especies no autóctonas y patógenos, la reducción de la biodiversidad y los conflictos con otras formas de explotación marina como las principales amenazas para el sector.

Por ello, los investigadores recomiendan que el sector imponga políticas de bioseguridad, inversiones en valoración de riesgo, cooperación para anticipar conflictos con competidores en la explotación de recursos marinos y la creación de políticas e instituciones nacionales para su gestión.

Según el director de INWEH, Vladimir Smakhtin, «el crecimiento del sector de algas marinas es los pasados 50 años es una gran historia de éxito y sigue extendiendo sus beneficios a algunas de las poblaciones más empobrecidas del planeta».

«Pero el sector tiene que aprender rápido de otros sectores para asegurar que sigue siendo sostenible», continuó Smakhtin.

Nagabhatla añade una razón más para asegurar que la industria de las algas marinas no cometa los errores de otros sectores agroalimentarios: «la investigación demuestra que es una de las formas más ecológicas de utilizar los recursos marítimos». EFE (I)

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