El paraíso ecuatoriano

Con ello, el oficialismo suma otra plataforma electoral a las que ya tiene armadas para las próximas elecciones presidenciales. Una simple lectura a la pregunta revela lo absurda, inconstitucional e innecesaria que es esta consulta. El requisito para ser presidente no puede estar a la merced de una entidad administrativa (SRI), que es la que decide qué país es un paraíso fiscal y cuál no. Eso es una aberración jurídica. ¿Y si el candidato tiene la inversión en un país que no sea paraíso fiscal –como EE.UU.–, entonces allí sí es “ético”? Absurdo.

Pero la consulta tiene otra cara. La supuesta guerra contra los “paraísos fiscales” que a nuestro dictador se le ha ocurrido lanzar luego de diez años de estar en el poder tiene mal olor. No solo que es una descarada dedicatoria contra un candidato presidencial –Guillermo Lasso–, sino que, además, pretende ocultar dónde ha estado, y está, el verdadero paraíso. El verdadero paraíso no está en Panamá, o en el Caribe, o en algún principado europeo, sino aquí, en el Ecuador. Para la dictadura, y su jefe, no ha habido mejor paraíso que el Ecuador. ¿Cómo no va a ser un paraíso para estos señores, un país donde un solo individuo controla a su gusto todos los poderes estatales, incluyendo a los jueces y tribunales, y donde pisotea a diario la Constitución y el derecho? ¿En qué otro país del mundo habría podido nuestro dictador demandar a un banco por dizque daño moral y obtener 600 mil dólares de compensación, llevárselos al exterior para construir su casa, y todo sin pagar impuesto? ¿Qué mejor paraíso fiscal que ese?

¿No es acaso un paraíso fiscal un país donde los amigos del poder viven como sultanes sin pagar impuesto a la renta? ¿Qué más paraíso fiscal puede ser el haberse gastado más de 350.000 millones de dólares contratando a dedo desaforadamente, sin organismos de control de por medio, y sin una justicia independiente? El paraíso fiscal del que tanto nos hablan, ¿es acaso el paraíso fiscal de sus nuevos ricos, o se están refiriendo al paraíso de los contratistas que se llevaron más de 1.200 millones de dólares en aplanar el terreno para una refinería inexistente? Si hay un paraíso fiscal, ese es el paraíso del petróleo ecuatoriano. Desde el negociado de la Refinería de Esmeraldas hasta el de los intermediarios, todo ello constituye el paraíso fiscal más espectacular de nuestra historia. Y si eso ha sucedido con el petróleo, y si lo que ha habido es una “red de corrupción” –como lo han admitido altos funcionarios–, quién sabe lo que ha sucedido en otras áreas.

Cómo será el paraíso que esta gente ha creado aquí en el Ecuador, que se dan el lujo de mandar a hacer una consulta popular para distraernos, y que nadie hable del paraíso del que ellos han disfrutado. (O)

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