Guerra de encuestas

Y es que durante el 2016, en tres eventos de particular importancia: las elecciones presidenciales en los Estados Unidos, el referendo sobre el Brexit y el plebiscito sobre el proceso de paz en Colombia; el consenso de las encuestadoras más importantes pronosticaron resultados opuestos, a lo que finalmente decidieron los votantes.

El análisis post-mortem de esta debacle que han sufrido las encuestadoras aún está lejos de ser definitorio. Sin embargo, hay dos razones en las cuales parece existir acuerdo: la creciente dificultad para modelar una muestra apropiada en el caso de elecciones con voto voluntario (como sucedió en los tres eventos mencionados anteriormente); y la presencia del llamado voto oculto o vergonzante, cuando existe un supuesto “consenso social” de que una de las opciones en disputa no es legítima ni aceptable, esgrimido por quienes hacen opinión pública, y difundido a través de los medios de comunicación y las redes sociales. Sucedió con el Sí al Brexit, Trump y el No en Colombia; y es la gran esperanza de Marine Le Pen y el Frente Nacional, para las elecciones presidenciales francesas del 2017.

Pese a lo anterior, sería un error descalificar en general a la industria de los encuestadores. Las encuestas científicas realizadas de manera profesional, siguen siendo una herramienta válida para guiar la toma de decisiones en el mundo empresarial y un mecanismo apropiado para medir las preferencias electorales de los votantes en un momento determinado. Sin embargo, no todas las encuestas son realizadas de manera científica y por lo tanto no pueden otorgárseles la misma credibilidad. El National Council on Public Polls de los Estados Unidos, ha elaborado una guía con 20 preguntas que los periodistas deben hacer antes de decidir publicar los resultados de una encuesta. Entre estas preguntas se encuentran: ¿quién elaboró la encuesta?, ¿quién pagó la encuesta?, ¿cuál es el tamaño de la muestra?, ¿cómo fue seleccionada la muestra?, ¿cuál es la distribución geográfica de los participantes de la encuesta?; ¿existieron preguntas informativas antes consultar el tema central?, ¿se trató de una encuesta personal o a través de internet?, etc.

Durante la presente campaña electoral en Ecuador estamos presenciando una insólita guerra de encuestas; donde los medios de comunicación se han prestado de manera irresponsable a publicar todo tipo de resultados, sin hacer una distinción entre aquellas encuestadoras que son creíbles y aquellas que no lo son. Como muestra un botón: el 23 de octubre, Diario El Universo publicó los resultados de una encuesta de la firma Merchandising, que le daba el segundo lugar a Álvaro Noboa.  Tan poco creíbles debieron ser los resultados para el empresario bananero, que ni siquiera llegó a inscribir su candidatura. Los medios de comunicación podrían alegar que no pueden determinar a priori que encuestas están bien y cuáles no; sin embargo, cometen una negligencia inexcusable, al publicar resultados de encuestadoras que en el pasado han resultado ampliamente equivocadas.

Durante los últimos días de la campaña electoral del 2013, cinco encuestadoras hicieron públicos sus pronósticos electorales para esa elección: Market, CIEES, Perfiles de Opinión, CMS y ARCOP. De las cinco, únicamente CIEES estuvo cerca de acertar los porcentajes de voto de los dos primeros candidatos (57% para Rafael Correa y 23% para Guillermo Lasso); otorgándole el 56% a Correa y el 21% a Lasso. De ahí en adelante los resultados dejaron mucho que desear: Market le dio el 64,40% a Correa (error del 13%) y el 16% a Lasso (error del 28%). A Perfiles de Opinión le fue aún peor: 61,50% a Correa (7% de error) y el 9% a Lasso (error del 59%). Ni CMS ni ARCOP estuvieron ni remotamente cerca a los porcentajes reales. CEDATOS no publicó encuestas en los días previos a la elección; pero su última encuesta publicada le daba el 53% a Correa y el 22% a Lasso, porcentajes muy cercanos al resultado final.

En base a los resultados del 2013, resulta inexplicable que los medios de comunicación den la misma credibilidad a los resultados presentados por CIESS y CEDATOS; que al de las otras cuatro encuestadoras que erraron sustancialmente sus pronósticos. El caso de Market resulta especialmente preocupante: en su última encuesta antes de las elecciones del 2009, Market ni siquiera logró identificar el orden de llegada de los candidatos presidenciales; otorgándole el segundo lugar a Álvaro Noboa con el 14% y el tercer lugar a Lucio Gutiérrez con el 13%. El resultado real fue que Lucio obtuvo el 28% y Noboa apenas el 11%.

En una elección tan trascendente como a la que nos enfrentamos los ecuatorianos en el 2017, donde el candidato oficialista puede ganar en primera vuelta con un porcentaje bajo de votos, como consecuencia de la dispersión del voto de oposición; resulta imprescindible que los medios de comunicación actúen de manera responsable difundiendo únicamente sondeos de firmas que han obtenido resultados acertados en el pasado.

Bien harían por tanto los ciudadanos, en fijarse en los resultados de las encuestadoras que han tenido un mejor desempeño en los últimos procesos: CIEES y CEDATOS. Ambas firmas han publicado encuestas en las últimas semanas: CEDATOS en una encuesta realizada en noviembre le da el 36% a Moreno y el 22% a Lasso; mientras que CIEES le daba en octubre el 42% a Moreno y el 15% a Lasso, con Cynthia Viteri más atrás en el 9%. Aunque los porcentajes de intención de voto varían, ambas encuestadoras coinciden en que esta es una elección de a dos entre Moreno y Lasso. El resto es cuento.

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