Antonio Lizana: Hay que ser «enamorado de raíz» para fusionar jazz y flamenco

Antonio Lizana, saxofonista y cantaor flamenco.

El saxofonista y cantaor flamenco Antonio Lizana cree que es fundamental ser un «enamorado de la raíz» para lograr una fusión auténtica entre el jazz y el arte «jondo», según confiesa a Efe en una entrevista en Washington.

En la capital estadounidense, donde dará comienzo su gira por EEUU, Lizana matiza que solo acudiendo a la raíz y al folclore se puede elaborar una fusión «orgánica, auténtica y con peso».

«Fijarte solo en las fusiones podría llevar a que todo sonara parecido. Por eso, yo le doy tanta importancia a los folclores de distintas partes del mundo e intento profundizar hasta llegar a la raíz», explica el joven músico español.

Influenciado por sus primeros contactos con el jazz a través de Jerry Bergonzi, Dick Oatts, Jim Snidero y Perico Sambeat, a la vez que por su tierra flamenca, Lizana vacila en definirse entre un saxofonista que canta o un cantaor que toca el «saxo».

Con la conexión con la raíz y la parte más visceral y primitiva que le aporta el cante jondo para tocar el saxofón, y el aplomo que le da su faceta de cantaor, la fusión de su música se origina en lo más profundo de su sensibilidad artística.

Lizana rechaza las etiquetas, que «obligan a las palabras a dejar atrás muchos matices propios de la música«, y defiende la inspiración de todo tipo de estilos, aunque destaquen el jazz y el flamenco, para crear temas originales y totalmente nuevos.

Nacido en San Fernando (Cádiz, sur de España) en 1986, el también compositor apuesta, sin embargo, por comunicarse con el público en sus conciertos y explicarles los orígenes e influencias que él tanto valora a la hora de escribir sus temas.

«Muchos jazzistas se quejan de que no hay público para su música pero se escoran hacia la minoría y el anonimato, por su forma de proyectarse. Se trata de una cuestión de que la gente que está trabajando todo el día no tiene necesidad de ser experta en jazz o en cualquier otro estilo», asegura el artista.

Lizana presenta ahora en EEUU «Quimeras del Mar», su trabajo «más flamenco y más jazzista al mismo tiempo», en el que el punto de partida son los palos flamencos y las partes de improvisación propias del jazz son más elásticas, a la vez que se atreve a salir en mayor medida de los esquemas «más rígidos» de su primer disco.

El gaditano comenzó los estudios de saxofón a los 10 años, en el conservatorio, y en 2011 finalizó los estudios superiores de jazz en el centro Superior de Música del País Vasco, donde nace su propio proyecto actual «Antonio Lizana Group».

Desde entonces ha tocado en numerosos festivales de jazz como el de San Sebastián, Ciclo 1906 Jazz, 365 Jazz Bilbao, Jazzymás Canarias, Sherry Jazz Jerez, Girando Por Salas, y ha obtenido el reconocimiento del premio Cádiz Joven, en el campo del arte.

También ha colaborado con los artistas Miguel Ríos, Chambao, Raimundo Amador, David de María, José Mercé, Juan Parrilla, India Martínez, además de con la Afro-latin-jazz Orchestra de Arturo O’farrill, con sede en Nueva York.

Lizana tocará esta noche con su trío en Washington, actuará en Miami dos días después y acabará su gira estadounidense con tres conciertos en Nueva York, en unos directos que «superan al disco».

«Tanto el flamenco como el jazz -afirma- son estilos que se respiran cuando se está improvisando. Nosotros nos la jugamos en el escenario totalmente. Eso hace que haya un factor de riesgo que muchas veces sale bien. Es un elemento que no pienso soltar, y me aburriría mucho tocando siempre lo mismo o cantando siempre igual».

Lizana dice que le gusta venir a Estados Unidos por la «bocanada de aire fresco» que le supone, aunque asegura que poco le afecta la situación política del país, donde el polémico magnate republicano Donald Trump fue investido presidente la pasada semana.

«A nivel político, tampoco me gusta España. También me parece ridículo, y puede acabar siendo desesperante. Al final no creo que ningún presidente tenga la posibilidad ni de cambiar su país totalmente para bien ni de hacerlo para mal, o por lo menos eso espero», zanja el saxofonista. EFE (I)

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