“Foxtrot” indaga en dolor de una familia y trauma israelí 

Director Samuel Maoz posa para los fotógrafos en la 74ta edición del Festival de Venecia, donde presenta "Foxtrot". A la izquierda está la actriz Saraah Adler. (AP Foto/Domenico Stinellis)

VENECIA (AP) — La última vez que el director israelí Samuel Maoz fue al Festival de Venecia, ganó el premio máximo con su primer largometraje.

Ocho años después regresa con apenas su segunda película, “Foxtrot”, elogiada por la crítica y que podría valerle su segundo León de Oro.

“Esta vez espero disfrutarlo”, dijo Maoz.

Hubo un mal augurio. Su equipaje no llegó con él a Venecia, donde “Foxtrot” tuvo su estreno de gala el sábado.

Maoz lo acepta con resignación. Sabe perfectamente que hay muchas cosas fuera de nuestro control.

“Foxtrot” es una poderosa alegoría sobre el destino y la impotencia de la gente para manejarlo.

Un matrimonio pudiente de Tel Aviv (Lior Ashkenazi y Sarah Adler) recibe la información de que su hijo, un soldado, ha muerto en combate.

Los padres quedan apabullados por el dolor, y la película explora cómo los traumas dejan huellas en individuos y sociedades y se transmiten a las generaciones posteriores.

Maoz triunfó en Venecia en 2009 con “Lebanon”, un retrato claustrofóbico de la tripulación de un tanque israelí, inspirado en las experiencias del director como joven soldado. “Foxtrot” también hunde sus raíces en un episodio de su vida.

“Cuando mi hija mayor iba a la escuela, nunca se despertaba a tiempo, y para no llegar tarde me pedía que llamara un taxi”, dijo Moaz a The Associated Press. “Este hábito nos costaba bastante dinero y a mí me parecía una mala educación, de modo que una mañana me enojé y le dije que tomara el bus como todo el mundo.

Unos 20 minutos o media hora después que salió, escuché en la radio que un terrorista se inmoló con una bomba” en el bus que ella debía tomar y que había decenas de muertos, prosiguió.

Pasó “una hora horrible” durante la cual no pudo comunicarse con su hija.

“Después de una hora, regresó a casa. Llegó tarde al bus que explotó; lo vio salir de la estación y tomó el siguiente”.

De allí proviene la narración de un padre que provoca sin quererlo una tragedia familiar.

El filme es una comedia desoladora por su retrato de los aspectos burocráticos e hipócritas de las fuerzas armadas y el efecto embrutecedor de décadas de conflicto para el país y su pueblo.

El ejército, en el cual deben revistar casi todos los jóvenes de ambos sexos, “es una parte tan integral de nuestro estado”, dijo Moaz.

La actitud de Moaz hacia su patria se expresa en una imagen del filme. Muestra en la pantalla de una laptop el anuncio de la muerte de un joven soldado, y junto a ella una frutera con naranjas.

“Creo que es la historia de mi país: naranjas y anuncios de muertes”, dijo.

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(F)

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