Millones de personas en Australia, Nueva Zelanda, Corea del Sur, Japón y otras naciones salieron a las calles para ser algunas de las primeras personas del mundo en celebrar la llegada de 2018. Otras ciudades se estaban preparando para celebrar, muchas con tradiciones únicas en sus países.
Muchos japoneses celebraron la llegada del llamado Año del Perro de la manera tradicional, orando por la paz y deseando buena fortuna en los santuarios Shinto de los vecindarios. Tomaron alimentos tradicionales del Año Nuevo como fideos, camarones y frijoles negros dulces.
Mientras que más tarde, en Eropa, el papa Francisco condenó duramente las guerras, fruto de un «orgullo reincidente y absurdo», y todas las ofensas a la vida que causan «degradación humana, social y ambiental», en su última homilía del año en el Vaticano.
El pontífice argentino se expresó en estos términos durante la homilía que pronunció con motivo de la celebración de las primeras vísperas de la Solemnidad de María Santísima Madre de Dios, un acto solemne en el que se entonó el «Te Deum», canto del tradicional himno de agradecimiento por la conclusión del año.
En la basílica de San Pedro del Vaticano, el papa rechazó las «obras de muerte, mentiras e injusticias» que generan heridas en el mundo y subrayó que el ser humano debe asumir la responsabilidad que tiene en todas ellas. La ceremonia comenzó poco antes de las 17:00 hora local (16:00 GMT), cuando el papa avanzó en procesión hasta los pies del altar mayor, donde se mantuvo durante unos instantes en silencio frente a una imagen del Niño Jesús.
Una vez pronunciada su homilía, Francisco permaneció sentado, en oración durante varios minutos. La ceremonia duró poco más de una hora y pasadas las 18:00 locales (17:00 GMT) el canto navideño «Adeste fideles» dio por finalizada la misa.
En el Templo Zojoji de Tokio había puestos de carne de res y pulpo asado a la parrilla, donde la gente se turnaba para tocar la campana gigante 108 veces a medianoche, una práctica anual que se repetía en otros templos budistas de todo Japón.
Los habitantes de Corea del Sur, después de pasar un año agotador en el que la presidencia fue derrocada por un escándalo de corrupción y sufrir las amenazas de Corea del Norte, disparando misil tras misil, iniciaron 2018 necesitados de una distracción feliz. Las próximas Olimpiadas de Invierno podrían hacerlo.
Miles de personas llenaron las calles cercanas al ayuntamiento de Seúl para celebrar una ceremonia tradicional de tañido de campanas para darle la bienvenida al nuevo año. Entre las celebridades elegidas para tocar la vieja campana de Bosingak a medianoche estuvieron Soohorang y Bandabi: las mascotas de tigre y oso para los Juegos de Invierno y Paralímpicos de Pyeongchang en febrero y marzo. (I)
The Associated Press