La situación de los refugiados rohinyás mejora, pero se mantiene grave

Mujeres rohingya cargando niños y bultos entran a Bangladesh tras cruzar el río Naf cerca de Palong Khali, Bangladesh, 1 de noviembre de 2017 (AP Foto/Bernat Armangue)

Dacca (EFE).- La situación en los campamentos de refugiados rohinyás en Bangladesh ha mejorado considerablemente al cumplirse seis meses del inicio de la crisis, aunque las instalaciones están saturadas y el monzón podría empeorar las condiciones, advirtieron hoy agencias humanitarias.

«En los primeros días y semanas después del 25 de agosto (cuando se inició el éxodo de rohinyás a Bangaldesh), los recién llegados de Myanmar (Birmania) dormían al aire libre, había escasez severa de comida y agua limpia y muy poco en términos de letrinas e instalaciones sanitarias», dijo a Efe Fiona Macgregor, portavoz de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM).

«Desde entonces, la OIM y sus socios han ayudado a cerca de 600.000 personas con materiales para crear albergues y han trabajado con otras agencias y las autoridades de Bangladesh para proporcionar carreteras, puentes, desagües y letrinas, lo que ha resultado en notables mejoras en las condiciones en los campamentos», apuntó.

Sin embargo, Macgregor alertó de que los campos de refugiados continúan estando «desesperadamente superpoblados» y «muy por debajo de cualquier estándar internacional para unas condiciones de vida aceptables».

Desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur), la portavoz Caroline Gluck coincidió en señalar que se está pasando de una fase de «emergencia» a una de «consolidación», mientras se continúan mejorando las condiciones y servicios a los rohinyás.

Sin embargo, Gluck mostró su «extrema» preocupación ante la inminente temporada de monzones y los consecuentes deslizamientos de tierra e inundaciones.

Para mitigar sus efectos, Acnur ha comenzado a trasladar a unas 300 familias a otros puntos de los campamentos con menos riesgo.

La repatriación de los refugiados rohinyás, de los que 688.000 llegaron a Bangladesh desde el pasado agosto, debía haber comenzado en un plazo de dos meses desde la firma de un acuerdo entre Dacca y Birmania el pasado 23 de noviembre.

El éxodo rohinyá se originó el 25 de agosto, tras una ataque de un grupo insurgente que fue respondido con una campaña militar en Rakain, donde se calcula que habitaba alrededor de un millón de miembros de esta minoría musulmana no reconocida por las autoridades birmanas.

La ONU y organizaciones defensoras de los derechos humanos han denunciado numerosas veces que existen pruebas claras sobre los abusos y el Alto Comisionado de los Derechos Humanos de la ONU lo ha calificado de «limpieza étnica» y ha afirmado que hay indicios de «genocidio». EFE (I)

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