El anuncio hecho esta semana por el presidente de Rusia, Vladímir Putin, de que su país cuenta con un superarmamento nuclear que nadie más tiene en el mundo ha desatado un acalorado debate sobre cuánto hay de realidad en esa declaración de poderío militar.
«Hay algo de mito y algo de realidad. Pero la realidad más terrible consiste en que todo esto deja en evidencia la mentalidad de las autoridades rusas, que creen que de ese modo romperán el aislamiento internacional», comentó el experto ruso en temas militares Alexandr Golts.
En su opinión, el mensaje de Putin, que aseguró que los nuevos armamentos rusos hacen completamente inútil el escudo antimisiles de Estados Unidos, es: «O sois mis amigos o os doy un mamporro».
No son pocos los expertos que señalan que el presidente ruso omitió decir que el escudo estadounidenses es totalmente ineficaz ante un ataque masivo con cohetes, el escenario más probable en caso de una guerra nuclear.
Entre las novedades del arsenal ruso, Putin mencionó el cohete intercontinental pesado «Sarmat» (Satán-2, según la clasificación de la OTAN), capaz de portar entre 10 y 15 cargas nucleares de guiado individual, que pueden alcanzar cualquier lugar del planeta.
El «Sarmat», que aún se encuentra en período de pruebas, es considerado un misil de ataque nuclear preventivo, posibilidad que contempla la doctrina militar rusa.
El abanico de nuevos armamentos presentado por Putin con ayuda de infografías animadas incluye sistemas láser, supertorpedos, cohetes crucero de propulsión y misiles hipersónicos de propulsión nuclear y, por tanto, teóricamente de alcance ilimitados.
Según el jefe del Kremlin, todos estos adelantos se han desarrollado en los últimos años y persiguen mantener la paridad estratégica con Estados Unidos y sus aliados de la OTAN.
«Antes de que tuviéramos los nuevos sistemas de armamento, nadie nos escuchaba. ¡Escuchadnos ahora!», dijo Putin este jueves en un discurso ante ambas cámaras del Parlamento.
Algunos políticos y analistas han visto en los anuncios de Putin un fin puramente electoralista: explicar a los votantes que las dificultades económicas aquejan al país se deben a que el Estado ha tenido que invertir enormes recursos para recuperar su condición de gran potencia.
Y es que las revelaciones del mandatario ruso se produjeron a poco más de dos semanas de las elecciones presidenciales del próximo día 18, en las que, si bien se da por descontada su reelección, buscará un triunfo que haga historia.
La reacción en Occidente no se hizo esperar pero fue bastante suave: el presidente estadounidense, Donald Trump, y la canciller alemana, Angela Merkel, se limitaron a expresar su «preocupación» por las declaraciones de Putin y su «impacto negativo en los esfuerzos internacionales para un control de armas».
Para el político opositor ruso Vladímir Rizhkov, las palabras de Putin solo pueden ser interpretadas como una amenaza, lo que aleja el levantamiento de las sanciones occidentales que pesan sobre Rusia.
«Pero lo más importante es que EEUU aceptará el reto (…) y dirá: ‘¿Queréis competir en una carrera armamentista? De acuerdo, muchachos’. Esto ya lo vivimos en los años 60, 70 y 80 (del siglo pasado) y todo terminó con el derrumbamiento de la Unión Soviética», advirtió Rizhkov.
La periodista Yulia Latínina, comentarista de la emisora Ejo Moskvy (Eco de Moscú), ha llamado la atención sobre el hecho de la URSS nunca alardeó de su armamento.
«Esa es la diferencia entre una superpotencia y la realidad virtual», apostilló Latínina, que subrayó que lo que ha dejado perplejo a Estado Unidos no es la amenaza militar, sino el «nivel de irracionalidad» de Moscú. EFE