La académica del Nobel de Literatura Sara Stridsberg ha renunciado a su puesto, según ha informado la institución este sábado, último incidente de un escándalo de abusos sexuales y filtraciones que sacuden a la Academia del Nobel, que tras una cascada de renuncias se quedó el 13 de abril sin quorum.
«La Academia Sueca quiere informar que Sara Stridsberg le dijo a la institución el 27 de abril que desea dejar sus deberes como miembro», ha escrito el prestigioso centro en un comunicado. Su renuncia llega después de la salida de la académica Katarina Frostensony y la de la secretaria permanente, Sara Danius, encargada de anunciar el Novel de Literatura. Frostenson, que llevaba 26 años como académica y miembro asociado del Comité Nobel, es la esposa del dramaturgo y fotógrafo francés acusado de abusos sexuales por 18 mujeres, Jean-Claude Arnault. A principios de abril, otros tres académicos —Klas Östergren, Kjell Espmark y Peter Englund— dejaron su silla en la institución.
El caso estalló el pasado noviembre, cuando 18 mujeres acusaron a Arnault públicamente en el diario Dagens Nyheter de acoso sexual, agresiones e incluso de violación. Abusos cometidos entre 1997 y 2007—algunos de ellos en dependencias de la Academia o en uno de los lujosos apartamentos que la institución tiene en París o Estocolmo— y que, según la mayoría de quienes ahora alzan la voz, muchos de la élite cultural sueca conocían o sospechaban. Sobre todo, en la Academia.
Al explotar el caso, la Academia encargó un informe externo mientras varias mujeres interponían denuncias y la fiscalía abría una investigación en medio de duras críticas del mundo cultural a la institución. El informe descarta que Arnault haya influido en decisiones sobre los premios, pero reveló que Arnault había filtrado el ganador del Nobel en siete ocasiones, que que su esposa, Frostenson, era copropietaria de la sociedad que controla el club literario Forum y que podría haber irregularidades en la financiación recibida por esa organización de la Academia, por lo que recomendaba una denuncia.
La Academia Sueca reconoció hace algo más de una semana que se filtraron los nombres de algunos de los galardonados antes de tiempo, admitió que recibió una carta que alertaba sobre los abusos pero que la ignoró y se comprometió a entregar a las autoridades una auditoría interna que dé cuenta de estas irregularidades. También informó de que reformará sus normas internas, que tienen más de dos siglos y que la han dotado de una opacidad mayúscula. Los pasos de la Academia del Nobel llegaron en un tono críptico y sin mencionar jamás al hombre que está en el centro de las acusaciones: Arnault.
Tras salir a la luz los abusos que han empañado una institución simbólica para Suecia, ocho mujeres acudieron a las autoridades. Solo una de esas denuncias ha progresado, el resto de los casos han prescrito o no han reunido evidencias suficientes. La Unidad de Delitos Financieros de la policía sueca dijo el viernes que había comenzado una investigación sobre la Academia Sueca, pero no dio más información sobre la misma.
Tras las salidas de los académicos y como los sillones de miembros son permanentes no hay quorum suficiente para continuar con los trabajos de la Academia, incluidos el de decidir el nombre del ganador del Nobel. Todo el caso ha obligado incluso al rey Carlos Gustavo de Suecia —garante de la entidad— a actuar por primera vez desde la fundación de la institución; el monarca anunció el miércoles una reforma de los estatutos de la Academia, que datan de 1786, para hacer posible la incorporación de nuevos miembros.
Entre los cambios propuestos por el rey se prevé el permitir la renuncia real de sus miembros, por deseo propio o tras dos años sin participar activamente, y la posibilidad de que sean reemplazados. Actualmente las renuncias son simbólicas y solo se traducen en no participar en votaciones y actividades, ya que la pertenencia a la institución es de por vida y solo se eligen nuevos miembros cuando muere alguno.
Contando con la marcha de Stridsberg, seis personas han salido del organismo en el último mes, con lo que solo 10 de los 18 asientos están ocupados, pues dos autoras boicotean a la institución por otros motivos desde hace años. Según los estatutos del centro, esta circunstancia no permitiría elegir a nuevos miembros.
El escándalo es tan grande que la Academia Sueca podría no conceder el Nobel de Literatura este año, según confirmó el presidente de la Fundación Nobel, Carl-Henrik Heldin, a la televisión pública SVT. Varias personas del Comité del Nobel de Literatura y la Academia Sueca consideran que el premio no debería fallarse este año y que eso serviría para recuperar la confianza y reparar las heridas, según desveló la emisora pública SR, que citó a fuentes sin identificar de esa institución.
De este modo se otorgarían dos premios de Literatura en 2019, uno correspondiente al año anterior, según una idea que apoya Peter Englund, uno de los miembros que ha abandonado la academia
«Estamos en el medio de una discusión, no voy a decir nada, pero dentro de poco se aclarará qué ocurre con ese punto (la elección del ganador de este año)», declaró a la emisora el secretario de la Academia Sueca, Anders Olsson.
Mientras que uno de los miembros de la academia, Per Wästberg, dijo a la SVT que hasta dentro de un par de semanas no se podrá dar una respuesta definitiva sobre el tema.
El director de la institución, Göran Malmqvist, desmintió en cambio a la edición digital del diario Dagens Nyheter que el premio no se vaya a conceder, y aunque admitió que ha habido una propuesta, la dio por descartada y aseguró que sería «horrible» que ocurriese.
Sin embargo, la decisión sobre el premio deberá ser tomada por todos los miembros de la academia, en la que el cargo principal lo desempeña el secretario permanente.
El Nobel de Literatura ha sido declarado desierto en varias ocasiones y no fue concedido, al igual que los otros, durante las guerras mundiales del siglo pasado, pero nunca por otros motivos.
- Con información del diario español El País, y reportes de EFE.