La nueva Cancillería

Con esta designación se aspira que los reiterados errores identificados en el último periodo del Gobierno antecesor y en el primero del actual régimen sean corregidos a la brevedad posible y la política exterior ecuatoriana retome la coherencia diplomática necesaria para recuperar el espacio que por muchos años hizo de Ecuador un referente en el escenario internacional, en particular, en materia migratoria y de derechos humanos. Sin embargo, cabe preguntarse si solo con este cambio bastará?

Un primer paso sería un inventario del talento humano calificado, servidores de carrera con los que cuenta la Cancillería, necesarísimo en los actuales momentos cuando, según las autoridades de turno, se ha reducido aproximadamente un 40% el personal al pasar de casi 900 funcionarios a una cifra que bordearía los 500. Así también, y no menos importante, el fortalecimiento de las misiones Diplomáticas, Consulares y Coordinaciones Zonales con personal de carrera calificado para las funciones a realizar.

Es imprescindible que el Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana deje de ser considerado un botín político al nombrar bajo la figura de la cuota política a familiares y amistades de las autoridades de turno, para lo que será necesario que el nuevo Canciller presente una propuesta de reforma legal que garantice la estabilidad y transparencia de esta Cartera de Estado.

Sería el momento para la reapertura de la Academia Diplomática, creada en 1987, y en cuya sede se formaron la mayoría de los diplomáticos en servicio activo para representar de la manera más idónea y al más alto nivel al país, y que, sin motivo alguno, dejó de funcionar mediante Decreto Ejecutivo en el 2011.

Finalmente, entrando un poco en los temas de fondo y sin perjuicio de los considerados como prioritarios y urgentes, uno de los principales retos que deberá asumir el nuevo Canciller es la actual situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los ecuatorianos en el exterior, especialmente aquellos en situación irregular en Estados Unidos, y que ha traído como consecuencia la deportación masiva quincenal de nuestros compatriotas, separándolos de sus cónyuges, hijos o padres. Tal vez sea hora de sentarse a conversar respecto a un posible Acuerdo sobre Amnistía Migratoria con el mismo entusiasmo con el que se están negociando los Acuerdos comerciales con dicho país.

@Chris_Chancay_S

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