Escritor cubano se «venga» de corrección política de academia estadounidense

Orlando Luis Pardo Lazo. Foto tomada de internet.

El escritor y fotógrafo cubano disidente Orlando Luis Pardo, autor desde hace una década del blog «Lunes de post-revolución», presenta hoy en Miami su libro»Espantado de todo me refugio en Trump», que define como su venganza literaria contra lo políticamente correcto.

«Espantado de todo me refugio en Trump» cuenta «mi experiencia como un extranjero, más que como exiliado, metido en la academia norteamericana, en internet, en la campaña (presidencial) Hillary-Trump, en el problema de la corrección política», sostuvo el disidente cubano en una entrevista con Efe.

Pardo acaba de concluir el segundo año de un doctorado en Literatura Comparada en la Washington University, de San Luis (Misuri), «una de las ciudades más segregadas y más violentas de Estados Unidos», dice.

El libro editado por la española Hypermedia que presenta hoy en la librería Altamira de Coral Gables son «crónicas ficcionalizadas» que dan continuidad a «Del clarín escuchad el silencio», de la misma editorial, presentado también en Miami en enero.

«Son las tribulaciones de un sujeto que viene del totalitarismo a una realidad polarizada e intolerante, como creo que es la academia norteamericana«, explica Pardo y anota que ha tenido denuncias por expresar su criterio abiertamente en clases.

«Me denunciaron mis colegas de doctorado por mal comportamiento ético, por debatir en clases temas como el feminismo y cuestiones como la corrección política. Si cuestionas esas cosas, te dicen que tu posición no es legítima», afirma el autor.

«En la universidad de La Habana no tuve problemas de censura. Allí por un criterio que no gustase te expulsaban directamente«, dice.

El blog «Lunes de post-revolución» sigue «siendo mi cuartel Moncada, mi Casa Blanca, mi búnker, porque las redes sociales tienen poco espacio para la libertad de expresión», dice Pardo, quien habla en su nuevo libro de la muerte de Fidel Castro, un personaje con el cual se confiesa «obsesionado».

«Cuento la muerte de Castro a través de una profesora que llegó al aula llorando, muy triste. Solo cambio los nombres de las personas, pero el evento es real. Me gustaría que el campo cultural cubano supiera esto. Fue medio siglo de humillación de aquella profesora«, recordó.

El libro tiene más de 300 páginas con medio centenar de episodios que se pueden leer como una novela. «Al editor le gusta como novela, pero no hay una clara estructura de personajes, es fragmentaria. El personaje central se llama como yo», adelantó este bloguero que dice haber publicado casi 2.000 columnas entre 2008 y 2018.

«Muchas más que las publicadas por Yoani Sánchez en su bitácora de vida ‘Generación Y’, con la diferencia de que, al contrario de la disidente cubana, yo soy un disidente dentro de la disidencia cubana. Y no tengo ni la más remota idea de qué dije o qué dejé de decir en cada columna», escribe en «Lunes de Post-Revolución».

Pardo, muy dado a parafrasear, admite que el título de su nuevo volumen «Espantado de todo me refugio en Trump«, es una paráfrasis más, en este caso del prólogo de «Ismaelillo», un poemario de José Martí (1853-1895).

«Del clarín escuchad el silencio» (Hypermedia) se va a la antípoda de la letra del himno nacional: «Del clarín escuchad el sonido». Y «Lunes de post-revolución» parafrasea el nombre de la publicación cultural más sólida que inicio de la Revolución cubana y que fue censurada por Fidel Castro.

Pardo mantiene en su más reciente entrega un estilo de escritura automática que se vale sobremanera de los juegos de palabras. Dice en su libro/novela haber leído una carta dirigida a un chino que era el anterior inquilino del apartamento donde vive ahora en Misuri, a sabiendas de que se trata de un delito federal.

Pero pudo más su curiosidad por corroborar los nexos entre los dos países, China y Cuba.

«De noche, desnudo junto a la calefacción, cuando me pongo a escribir a corazón abierto sobre el castrismo, se me ocurre pensar que quizá mi predecesor saltó sobre el parqueo de los vecinos, unos negros formidables que ponen música blues y hablan a gritos y carcajean como bisontes que embisten, y por eso nunca me dejan ser demasiado infeliz», escribe Pardo. EFE

(I)

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